VIÑETAS LATINOAMERICANAS

La crisis de Norteamérica

Rafael Rojas. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Rafael Rojas. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

A tres décadas de su entrada en vigor, en tiempos de los presidentes Carlos Salinas de Gortari, Bill Clinton y el primer ministro Brian Mulroney, el proyecto de integración de Estados Unidos, Canadá y México enfrenta su crisis más severa. No es una crisis provocada por la izquierda hegemónica mexicana, que durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador abrazó sin vacilación la idea de una Norteamérica integrada, ni por el liberalismo canadiense que encabeza Justin Trudeau, también integracionista.

Es una crisis paradójicamente provocada por la nueva derecha estadounidense que, de la mano de Donald Trump, ha colonizado el Partido Republicano y promueve una nueva política exterior con una bizarra mezcla de expansionismo y proteccionismo, nativismo e imperialismo. Durante su primer mandato, entre 2016 y 2020, Trump tuvo un discurso antimexicano y anticanadiense, pero que se tradujo en una revisión del acuerdo de libre comercio, por medio del T-MEC, que al final favoreció la integración.

Ahora, en su segundo mandato, la presión arancelaria, agregada a una política migratoria, fronteriza y anti-narcóticos ostensiblemente agresiva y extraterritorial, puede conducir a otra revisión del T-MEC que desacelere y, eventualmente, ponga en riesgo la integración. La hipótesis esperanzadora que se maneja en el gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum, Morena y la 4T es que la conexión estructural entre las dos economías es tan orgánica que no puede deshacerse sin dañar poderosos intereses económicos de Estados Unidos.

Otra forma de calibrar la amenaza sería no interpretar el trumpismo como un proyecto frontalmente dirigido contra la integración sino como una variante de desglobalización contenida o de desgaste progresivo, a través de reiteradas lesiones a las soberanías mexicana y canadiense. Esas lesiones, arancelarias, fronterizas o de uso indiscriminado de la fuerza extranjera contra el crimen organizado, acabarían por minar la integración lentamente, sobre todo, si logran debilitar las dos economías, empezando por la mexicana.

La forma en que el gobierno de Sheinbaum se enfrenta a la amenaza de aranceles del 25% es eficaz, como lo fue la de López Obrador a principios de su sexenio. Pero la “prórroga” o “pausa” de aranceles a cambio de una verificación, por parte de Estados Unidos, de un mayor control migratorio y de fentanilo, no dejan de ser inciertas y, otra vez, lesivas para la soberanía mexicana.

El discurso oficial de Morena y la 4T da por hecho que en México se rebasó el neoliberalismo, a pesar de que el proyecto de integración de América del Norte es una pieza clave de la globalización capitalista que siguió a la caída del Muro de Berlín y la desaparición del campo socialista de la Guerra Fría. La crisis de Norteamérica, inducida por el trumpismo, deja en pie el argumento contrafactual de qué habría pasado si la apuesta del obradorismo y la 4T no hubiese sido integracionista.

Temas: