ENTRE COLEGAS

Trump y la unidad nacional

Horacio Vives Segl. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Horacio Vives Segl. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

Como ha sido ampliamente documentado en un sinnúmero de casos y reseñado en la literatura respectiva, cuando un país se encuentra frente al peligro de una amenaza externa, sus gobernantes suelen contar con un amplio consenso social para enfrentar a los enemigos.

Esas amenazas pueden ser concretas —en el más extremo de los casos, una invasión militar— o intangibles. Por citar algunos ejemplos en la historia de México, se cuentan las intervenciones de Estados Unidos (1846-1848 y 1916-1917) o la resistencia de Benito Juárez ante la invasión francesa que dio lugar al Segundo Imperio (1864-1867), así como otras situaciones, como el cierre de filas al que convocó Lázaro Cárdenas ante la expropiación petrolera (1938) o la reciente pandemia de Covid-19, en que, sin estar presente una amenaza militar, igualmente se produjo un respaldo a los líderes del país frente a problemáticas de gravedad.

Hoy, México enfrenta nuevamente un peligro sumamente grave. En la crónica de una confrontación largamente anunciada, Donald Trump anunció la imposición de aranceles del 25 por ciento a Canadá y México, que quedaron “en pausa” por un mes, a cambio de militarizar la frontera con México. Ciertamente, en descargo del Gobierno mexicano, ese escenario parecía —por absurdo— improbable de que llegara a materializarse. No sonaba ingenuo confiar en la solidez de los acuerdos comerciales de tres décadas en Norteamérica y que había sido el propio Trump quien había conseguido, hace menos de un lustro, la renegociación del vigente tratado comercial, acorde a sus intereses y que, además, había obtenido de López Obrador, en materia de migración, prácticamente todo lo que quiso. Sin embargo, el que avisa no traiciona y el Gobierno mexicano debe prepararse aún más con una contundente estrategia y responsabilidad política para enfrentar la amenaza.

La situación no deja de ser bizarra. Si bien Estados Unidos —en un tema que también ha concernido a los gobiernos demócratas— sostiene desde hace tiempo una permanente “guerra comercial” contra China, su principal competidor, y aunque también Trump ahora le haya impuesto un nuevo arancel de 10 por ciento a los productos de ese país, no deja de ser llamativo que cargara con más contundencia ¡contra sus principales socios y vecinos! Son muy graves las declaraciones de la Casa Blanca: “Los cárteles mexicanos mantienen una alianza con el Gobierno de México”. Ahora, además, Trump consigue de Canadá que también catalogue a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.

En los últimos días, el Gobierno mexicano ha hecho llamados de “unidad nacional” frente a Trump. Si bien en otras circunstancias sería la conducta lógica, patriótica y de sentido común, el entorno propiciado por el propio régimen hace difícil generar una respuesta de consenso. Resulta difícil acudir a ese llamado cuando ha sido el propio régimen el que, desde hace más de seis años, ha fomentado la polarización, la división y el encono entre los mexicanos. Qué paradójico que se llame a la unidad mientras que en la conmemoración del 108 aniversario de la Constitución, el gobierno no invite al Poder Judicial.

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