SOBRE LA MARCHA

Mexicanos al grito de: ¡Trump, detén los aranceles!

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

La Presidenta Claudia Sheinbaum envió a Marcelo Ebrard, secretario de Economía y canciller cuando fue el bombero de AMLO, encargado de mitigar incendios comerciales, humanitarios y de seguridad fronteriza, que el primer piso de Trump provocó entre 2017 y 2021, a hacer lo mismo.

La tarea para Ebrard es detener la imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas a partir del próximo miércoles de ceniza, el 5 de marzo, cuando venza la prórroga de 30 días que el jefe de la Casa Blanca concedió a México y a Canadá para hacer que se reduzca el tráfico de fentanilo y la migración hacia Estados Unidos.

Y además, organizar otra reunión de alto nivel para que el súper secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, pueda encontrarse con sus pares allá en Washington y hablar de lo más complicado de conversar, o al menos de lo que resulta sumamente sensible en el discurso oficial de acá, que es la cooperación, ayuda, injerencia o de plano, franca intervención de cuerpos estadounidenses de inteligencia y/o combate al crimen trasnacional, en expedientes contra capos y cárteles dentro del territorio mexicano.

Antes del 5 de marzo, el Gabinete de la Presidenta deberá desactivar esa explosión de aranceles que, en México, no nos cansamos de advertir; “les hará más o tanto daño también allá”, cosa que no parece inquietar a los de allá más que a los de acá.

Y para eso hay que construir mesas de trabajo en Washington a fin de revisar el dumping comercial chino, sellar las fronteras al norte para congelar el arribo de migrantes, al tiempo que acogemos a cerca de 15 mil deportados (12 mil de ellos mexicanos) expulsados del sueño gringo desde que Trump tomó posesión, apenas el 20 de enero pasado, mientras frenamos el tráfico del letal fentanilo.

Todo eso, de buenas, rapidito y preservando el ánimo massiosare del discurso presidencial mexicano; esa voz en cuello que predica que a nosotros se nos debe mirar como iguales, que no somos menos que nadie, que colaboración sí, subordinación no, que tomen para que aprendan, que nosotros sí somos humanistas y hasta patente nacional le ponemos.

Mexicanos con graves encargos que van por demostrar que sí estamos instrumentando el Plan México para reducir las importaciones chinas, que mandamos a la Guardia Nacional a mejorar nuestra seguridad al norte y que, bajita la mano, le estamos pegando al crimen organizado, así como a sus mecenas políticos.

El tiempo apremia. La depresión económica acecha. El discurso patriotero cede ante la realpolityk. Hay que ir a negociar y a prometer, también hay que compartir información delicada y aceptar apoyos estratégicos cuidando las formas, eso sí.

Ni la mundialmente inédita (por algo será) y churrigueresca elección popular de personas juzgadoras que avanza de tropiezo en tropiezo rumbo al 1 de junio próximo, será suficiente cortina de humo para disimular este 2025 desafiante a 360 grados.

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