VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Adiós a los Bibas

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

El funeral de Shiri, Ariel y Kfir Bibas fue un evento como pocos en la historia. Los monumentos de las capitales en Francia, Brasil y Alemania, las calles en Argentina, Nueva York y en muchas otras zonas europeas, así como las comunidades judías alrededor del mundo, se pintaron de naranja en honor a esta inocente familia pelirroja que Hamas asesinó a sangre fría.

El secuestro y asesinato de la familia Bibas no es un icono, como algunos sugieren, sino la muestra inobjetable de que Hamas es una organización despiadada y cruel, como pocas hemos visto en la historia. El asesinato de un bebé, su hermanito y su madre a manos de estos terroristas deja claro que no se trata de una organización que busca la liberación de Palestina, sino de un grupo de fanáticos islamistas sin alma. ¡Que alguien se atreva a decir que la matanza de bebés avanza en algo la causa palestina!

Sin embargo, la muerte de los Bibas en cautiverio también pone en cuestión la moralidad del liderazgo de Israel. Lo cierto es que los terroristas llevaron a los Bibas a Gaza vivos, y todo el mundo vio con horror los videos donde un encapuchado de Hamas cargaba al pequeño Kfir. El Estado de Israel falló en protegerlos, el Estado fue incapaz de traerlos de vuelta. De inmediato, después de que se hiciera público su asesinato, políticos de la coalición gobernante, muchos de los cuales se opusieron a ambos acuerdos de cese al fuego y regreso de los rehenes, salieron a ofrecer venganza por la muerte de los Bibas, eso sí, sin asumir ninguna responsabilidad. La familia pidió que no se pidiera venganza en su nombre, sino sólo la liberación de los rehenes aún con vida.

Sin tener permiso de la familia, la oficina del primer ministro anunció públicamente que Hamas regresaría los cuerpos; los familiares no habían autorizado que su muerte se hiciera pública sin antes identificarlos. Días después, a pesar de que la familia pidió expresamente no usar el nombre de los Bibas para fines políticos, el primer ministro, que no tuvo la decencia ni de esperar a los cuerpos ni de hablar con la familia, sacó una foto de los tres durante un discurso y reveló datos sobre su asesinato que la propia familia no sabía, profundizando su sufrimiento.

Es por esto que la familia pidió que no llegara ningún político al funeral, que además estuvo cerrado al público. Sin embargo, por kilómetros y kilómetros, miles de israelíes acompañaron la carroza fúnebre que llevó a los Bibas a su descanso. Una misma pancarta se leía una y otra vez: “perdón”. La palabra que ningún ministro, ni Netanyahu, pudo pronunciar en público. En su funeral, Ofir Bibas, hermana de Yarden, el esposo de Shiri, resumió esta tragedia en pocas palabras: “Pudieron haberlos salvado, pero prefirieron venganza”.

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