Claudia Sheinbaum arrasó en las elecciones del año pasado, arribó a la Presidencia con más legitimidad que todos sus antecesores. Pero no con más poder.
Morena ganó por goleada el Congreso federal, las gubernaturas que se renovaron al año pasado y salvo uno, los legislativos locales también.
En la plenitud del poder, la 4T no ha sido generosa con su primera Presidenta.
A López Obrador, las bancadas morenas le aprobaron todo y más. El plan C, la demolición del Poder Judicial y su vendetta contra los órganos autónomos.
La Presidenta Sheinbaum emprendió una ofensiva contra el nepotismo que anida también en Morena. Razonablemente, la mandataria detectó que ahí radica una de las debilidades de su movimiento. Contra su deseo, del nepotismo también está hecho el ADN de su 4T.
No sólo son los hermanos David y Saúl Monreal que desean perpetuar a Zacatecas como bastión familiar y empresarial.
Tampoco es la excepción el gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, trabajando para heredar la investidura a su esposa, la senadora Ruth González Silva.
Ni el guerrerense senador Félix Salgado Macedonio en pos de suceder a su hija, Evelyn Salgado, en el Palacio de Gobierno en Chilpancingo.
También hay un proyecto superior y más poderoso. Andrés Manuel López Beltrán y el sendero de su padre, Andrés Manuel López Obrador.
Desde el partido la base social, desde el pueblo la herencia y la legitimidad “moral” para encabezar el tercer piso de su 4T escriturada a su familia.
La Presidenta Sheinbaum envió la iniciativa de reforma para que, a partir de las elecciones intermedias de 2027, esas mañas de la política mexicana, y por tanto ajenas a los principios —se supone— de Morena, ya no tuvieran cabida.
¿Quién opera para la Presidenta en el Congreso? La secretaria de Gobernación y los líderes en Diputados y Senadores le han fallado. La iniciativa presidencial fue postergada hasta 2030. Cuando Sheinbaum se vaya.
Los consensos fueron el pretexto, las ambiciones —vulgares, diría el clásico de Macuspana— se impusieron. El gran poder emanado del voto popular sucumbió ante el interés de unos cuantos, y, sobre todo, de un plan familiar impuesto y orquestado a detalle desde otra perspectiva.
Los de Morena y sus aliados más voraces orillaron a la Presidenta Sheinbaum a conformarse porque al menos, la sana intención estará en la Constitución y apostar a que, si esas candidaturas entre parientes ocurren en 2027, se verán “muy mal”. Como si la estética importara.
Por cierto. Medio gabinete atiende el mandato de la Presidenta. Y lo hace desde Washington, D.C., que es donde el futuro inmediato de nuestro horizonte económico se decide.
Como muestra de buena voluntad, entraron con una singular ofrenda, 29 delincuentes extraditados, entre ellos grandes capos del narcotráfico, como los líderes de los sanguinarios “Z” y el legendario Rafael Caro Quintero.
Los gabinetes económico y de seguridad, más la representación diplomática nacional, acuartelados allá. Intentando conservar la cabeza fría en un contexto por demás caliente.