Todo transcurría con tranquilidad para los entrenadores en la Liga MX. Hasta que la olla exprés no pudo más en Pumas y Gustavo Lema fue el primer entrenador en ser cepillado por resultados no tan favorables.
Después vino Chivas, que unas horas antes del duelo ante los felinos del Pedregal, anunciaban el sorpresivo adiós del entrenador español Oscar García. Y un día después, para cerrar con broche de oro, los Tigres le daban las gracias a Veljko Paunovic, en un movimiento inesperado porque los números respaldaban al técnico serbio que a su marcha, el club regio marchaba en tercer lugar de la general.
Diferentes realidades, diferentes motivantes. En el caso de los Pumas, una parte de la prensa y al interior del club, se creía aún en el proyecto de Lema. Para bien o para mal, el argentino logró meter al equipo a dos liguillas consecutivas; pero en ambas series el equipo de Pumas fue poca amenaza para sus rivales. Que Pumas no cuenta con mucho talento, que Pumas no tiene el poder económico de otros clubes, y así, con recursos muy limitados. Eran argumentos muy válidos para respaldar el trabajo de Gustavo Lema.

Espaldarazo familiar
Pero la gente de Pumas no pudo olvidar primero que, Lema era el resultado de un abandono repentino de Antonio Mohamed. Y no siempre un clavo saca otro clavo, y para la percepción de la afición azul y oro, la directiva de Pumas únicamente estaba ahorrando recursos de donde se pudiera. Y en ese sentido, va el segundo punto que afectó notablemente el ambiente en CU, la salida abrupta de los dos porteros del equipo, Julio González y Gil Alcalá, por un arrebato de ambos tras la eliminación de Monterrey. Junto con la partida de César Huerta, Pumas se vio muy disminuido para enfrentar el actual certamen y los números, que lograron respaldar a Lema durante un año, lo comenzaban a abandonar, sumado a esto, el equipo ya se veía sin la “garra puma”, sin creatividad, sin variantes, sin alma.
El debut de Efra ante el Alajuelense era crucial para iniciar con otra energía este proyecto. Apenas pisó el Olímpico Universitario y la conexión con la tribuna fue inmediata. Los primeros 25 minutos fueron atropellados, pero una vez que cayó el gol de Pumas, la tensión se liberó y hasta Funes Mori rompió una racha de seis meses sin gol. Hablar de identidad en el futbol puede resultar muy ambiguo, pero si existe una tribuna en México que le es imposible traicionarse, es la que sigue al Club Universidad. No se trata de ser campeones, se trata de tener un equipo que con una base de canteranos luche hasta el final, que tenga alma y valentía. Es la promesa de Efraín con la que la gente de Pumas recupera la ilusión.
Lo que sucedió en Tigres, por ejemplo, despedir a un entrenador que los tiene en tercer lugar, a una de las plantillas más poderosas de la liga, después de ganar de visita al Necaxa en racha, es más un capricho de millonarios que encienden el puro con billetes. Incomprensible, pero normal en nuestro futbol. Ahora será Guido Pizarro que comandará al plantel felino con el dedo pulgar arriba de los líderes como Nahuel y Gignac lo que en teoría facilitaría la gestión. Pero ya ansío ver a estos Tigres enfrentarse al América de Jardine, por ejemplo. Y el caso de Chivas, lo que inicia mal, termina peor.
