En víspera de un posible diálogo, hoy jueves, de la Presidenta Claudia Sheinbaum con su homólogo estadounidense Donald Trump, en el que anticipó que “no habrá sumisión ante la imposición de aranceles porque México es un gran país y las y los mexicanos somos valientes y con mucha fuerza”, la Casa Blanca anunció que los que el gobierno impondrá de 25 por ciento a los grandes fabricantes de automóviles importados de nuestro país y Canadá, se aplicarán hasta el 2 de abril, en tanto cumplan las reglas del T-MEC.
La vocera del Gobierno, Karoline Leavitt, declaró que a petición de las empresas asociadas a ese acuerdo —Ford, General Motors y Stellantis— les bastó una llamada en la que el presidente Trump aceptó una exención por un mes y les pidió trasladar su producción a Estados Unidos, aunque no se informó si las autopartes para esos vehículos, importados de México y Canadá, gozarán de ella al cruzar la frontera. Al mismo tiempo, trascendió que considera exentar también algunos insumos agrícolas.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
En su mañanera, la doctora Sheinbaum dijo que tiene pactada una llamada con el presidente Trump en la que buscará negociar para no entrar en una batalla comercial por la imposición de aranceles, y se mostró esperanzada en que así ocurra “porque siempre el diálogo ayuda y más el diálogo bilateral de dos presidentes de países vecinos”.
Al referirse a la “entrega” a EU de 29 narcotraficantes, la Presidenta rechazó que haya sido para agradar a Donald Trump, sino “por cuestiones de seguridad”, decisión que atribuyó al Gabinete de Seguridad que tiene que ver sobre todo con la protección en México, y confirmó que “las decisiones de México se toman en coordinación con Estados Unidos”.
Esa convocatoria de la Presidenta a los mexicanos a acudir al Zócalo el domingo ante el embate arancelario de EU, suscitó diversas reacciones, críticas varias de ellas, porque se señala que acabará siendo un acto de Morena, cuyos dirigentes y gobernadores se apresuraron a asegurarle la participación de decenas de miles de personas.
Hay coincidencia en que una situación como en la que el presidente Trump ha colocado al país, no la va a resolver una multitud partidista —la separación entre mexicanos es evidente— con proclamas patrióticas, “vivas” septembrinas, que entone el himno nacional y ondee banderas tricolores.
Las estrategias de seguridad con la coordinación de instancias policiacas municipales, estatales y federales, lograda en Tijuana por el alcalde Ismael Burgueño Ruiz, confirma que es posible reducir la violencia y hasta un 30 por ciento los homicidios en esa población fronteriza que estaba convertida en foco de violencia.
Amurallan Palacio Nacional por el sabatino 8-M.