La tarea más importante del gobierno en la economía es generar confianza entre los empresarios, para que inviertan directamente, inversiones directas que producen bienes y servicios, con los que satisfacemos nuestras necesidades; que creen empleos, para producir alguien debe trabajar; que generan ingresos, a quien trabaja se le paga; empleos e ingresos que son condiciones del bienestar, que debe ser el resultado de la generación personal de ingresos (que Juan viva gracias a su trabajo), no de la redistribución gubernamental del ingreso (que Juan viva gracias al trabajo de Pedro).
La única manera correcta que tiene el gobierno de generar confianza entre los empresarios es haciendo valer el Estado de derecho, que es el gobierno de las leyes justas, siendo tales las que reconocen plenamente, definen puntualmente y garantizan jurídicamente los derechos de los empresarios a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, y a la propiedad privada de los medios de producción necesarios para poder producir, ofrecer y vender.
El Estado de derecho aplicado a la economía da como resultado la economía de mercado, basada en la libertad y en la propiedad, en la cual el gobierno garantiza todos los derechos de todos los empresarios, siendo su antítesis el capitalismo de compadres, en el cual el gobierno otorga algunos privilegios a algunos empresarios.
No existe, al menos que yo sepa, un índice de economía de mercado que muestre qué tan cerca o lejos se encuentra un país de la misma (lo más cercano es el índice de libertad económica, tanto del Instituto Fraser como de la Fundación Heritage, y el índice de derechos de propiedad de la Alianza por los Derechos de Propiedad). En México tenemos una aproximación en el Indicador de Confianza Empresarial, del Inegi, que mide, entre otras cosas, la confianza de los empresarios de la industria manufacturera, de la construcción, del comercio, y de los servicios privados no financieros, para invertir directamente. Se trata de un índice que va de cero, total desconfianza, a cien, confianza total. Entre cero y cincuenta hay desconfianza, mayor más cerca de cero y menor más cerca de cincuenta. Entre cincuenta y cien hay confianza, menor más cerca de cincuenta y mayor más cerca de cien.
¿Cómo anda la confianza/desconfianza de los empresarios para invertir directamente en México, para producir bienes y servicios, crear empleos, generar ingresos y contribuir el bienestar de las personas (véase todo lo que depende de las inversiones directas: producción, empleos, ingresos, bienestar)? Mal y empeorando: sumamos tres meses consecutivos (enero, febrero y marzo), con una mayor desconfianza, por debajo de los cincuenta puntos y cada vez más cerca del cero.
Éste es el círculo virtuoso: más confianza empresarial = más inversiones directas = más producción de bienes y servicios = más creación de empleos y más generación de ingresos = más y mejor oportunidades para un mayor bienestar, que es el fin de la economía, desde la producción (que es el medio), hasta el consumo (que es el fin).
¿Cuál es el círculo vicioso, uno de los peores en los que puede quedar atrapada una economía, como le está sucediendo a la mexicana, y no por casualidad sino por causalidad?
Continuará.