Daniel Noboa se alza con la victoria en la carrera por la presidencia de Ecuador al vencer en segunda ronda a la correísta Luisa González. Con una ventaja de más de 10 puntos porcentuales, las cartas están echadas y Noboa por fin tendrá tiempo para demostrar si su proyecto puede realmente dar resultados.
Noboa gobernó Ecuador un año y medio al contender y vencer en unas elecciones anticipadas en las que su discurso de mano dura ante la delincuencia y su imagen fresca, joven y sin un pasado a cuestas en la política fueron suficientes para que el electorado le diera el gane. En el poco tiempo que tuvo al frente de su país no pudo demostrar gran cosa. Ahora, con cuatro años por delante, el joven empresario tendrá que demostrar por qué ha migrado a la política y tendrá que dar resultados en un momento en que la seguridad y la economía son los grandes pendientes que la ciudadanía le reclama.
La victoria parece haberse fraguado más por el rechazo al expresidente Correa que en otra cosa. González trató de sacudirse su sombra al moderar su discurso y tratar de convencer a los votantes del centro al mismo tiempo que afianzaba alianzas con grupos indígenas que tradicionalmente se han inclinado por las propuestas de izquierda. Fue una apuesta arriesgada que terminó perdiendo y que bien podría haberle costado una elección que en las estadísticas prometía ser mucho más cerrada de lo que realmente fue. Sin embargo, el equipo de González se niega a reconocer el resultado y alega que Noboa ha utilizado el aparato del poder para realizar un fraude de grandes proporciones.

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Noboa saldrá avante de las acusaciones de fraude. De hecho, su equipo está más enfocado en solidificar la supuesta buena relación que tienen con Trump y en tratar de limpiar el caso que pesa sobre sus hombros de “los cuatro de Guayaquil”. En su intento por implementar la mano dura contra la delincuencia, Noboa afianzó al ejército en labores de seguridad y esta estrategia le dio un tiro en el pie cuando cuatro menores desaparecieron a manos de las fuerzas armadas y fueron encontrados muertos y con signos de tortura a los pocos días. El clamor y la indignación popular no fueron suficientes para darle la victoria a González, sin embargo éste será un tema delicado que el nuevo presidente tendrá que tratar inmediatamente si no quiere que su mandato inicie con el pie izquierdo.
Noboa tiene ante sí la construcción de su propia historia. Puede ser la sangre joven que revolucione la política de su país y que encuentre formas para solidificar un camino de prosperidad y seguridad, o puede ser un empresario oportunista más que utiliza el trampolín de la política para el propio beneficio aupándose en mercadotecnia y populismo. Sólo el tiempo lo dirá.
