La elección del cardenal Robert Francis Prevost Martínez, de nacionalidad estadounidense y peruana, quien para su pontificado adoptó el nombre de León XIV, fue una verdadera sorpresa porque a excepción de un par de diarios italianos —Corriere Della Sera y La Repubblica— que lo mencionaron con posibilidad de suceder al Papa Francisco, no figuró en el grupo de presuntamente favoritos, cuyos nombres fueron insistentemente mencionados antes del cónclave en la Capilla Sixtina en el Vaticano.
En su aparición en el balcón central de la Basílica de San Pedro, frente a la que se apretujaron decenas de miles de personas de distintas nacionalidades que ondeaban banderas de sus países e imágenes religiosas, hizo un llamado a la paz deseando que le llegara al corazón a todo el mundo y desde el mismo lugar en donde el Papa Francisco bendijo a Roma y al mundo entero el domingo de Pascua, víspera de su deceso, pidió que se le permitiera seguir esa bendición, porque “el mal no va a prevalecer por estar todos en las manos de Dios”.
DE ESTO Y DE AQUELLO…

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Desde su cardenalato en Chicago, el hoy Papa León XIV fue, como Francisco, humilde, cercano y defensor de pobres y migrantes y severo crítico en las dos campañas electorales del candidato presidencial republicano Donald Trump, quien ayer se apresuró a felicitarlo, igual que lo hiciera la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, mandatarios y jefes de Gobierno de diversos países.
El nuevo jefe de la Iglesia católica tiene 69 años de edad, nació en Chicago en 1955, criado en una familia católica de raíces obreras; es hijo de padre francés y madre española, ingresó a la Orden de San Agustín, estuvo en la diócesis de Chiclayo, Perú, tiene dos hermanos, Louis y John Joseph, habla cinco idiomas y lee latín y alemán.
Se eliminará de la Ley de Telecomunicaciones el artículo que faculta a la Agencia de Transformación Digital regular las plataformas “para que no se interprete como censura”, ofreció ayer la Presidenta Sheinbaum, pero al inicio de los “conversatorios” en el Senado, el dirigente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información, Jorge Bravo Torres, consideró que no sólo es un retroceso normativo sino amenaza a todo el sistema digital.
A su vez, la politóloga Denise Dresser exigió que “desde cero” se redacte una nueva iniciativa, al advertir que si la mandataria fuera demócrata no permitiría que el titular de aquella Agencia, José Merino, asuma el control de la misma porque “es como si Enrique Peña Nieto hubiera dado todo el poder de las telecomunicaciones a su entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray”.
Arrecia la violencia en Sinaloa con bloqueos carreteros, incendios y balaceras.

