En resumen: la 4T ya implosiona y ello arrastra la certeza jurídica de los inversionistas nacionales y extranjeros en áreas vitales de la economía de México y de América del Norte.
Vaya, aquí le preguntamos si alguien del respetable sabía dónde estaba Arturo Zaldívar, el muy reconocido fan de Taylor Swift que al cabo de unos meses eclipsó su presencia pública pese a ser uno de los muy notables promotores de la Reforma Judicial cuyo epítome será el próximo primero de junio.
No, no se sabe mucho, salvo que el ex presidente de la Suprema Corte de Justicia está enfermo de manera considerable… en parte porque fueron descartados desde Palacio Nacional sus “gallos” para integrar la nueva estructura de juzgadores en sus más relevantes niveles.

Que ésa sí refinaba
Desde el año pasado Zaldívar –nos dicen fuentes del todo informadas– estuvo hospitalizado en clínicas de alta gama primero; que luego recurrió de manera cuatroteísta a atenciones de médicos militares para lograr un nivel aceptable de salud.
Así que recientemente, derivado de escándalos relacionados con la coacción de jueces para que tomaran tal o cual fallo según conveniencia propia, se sabe que Zaldívar nuevamente recurrió a servicios especializados de salud. Que tal estado de salud por la muina (se le pude diagnosticar como depresión o enojo), mostraría que en Palacio Nacional no se aceptó a ninguno o ninguna de las personas que él mismo ex ministro presidente postuló para cargos de jueces de circuito, magistrados o ministros.
O sea que Zaldívar, quien esperaba poder sobre el poder, o sea encabezar –así fuera tras bambalinas— al Supremo Tribunal Judicial que juzgará a los juzgadores, ya no pudo siquiera recomendar una chamba a quien le sirvió café y galletas. Y de ahí su enojo y desaparición virtual.
Vaya, que desde hace varias semanas ya ni siquiera se presenta a dar clases en la Ibero.
Pero que no es el único damnificado, nos cuentan, en torno a la manoseada elección judicial. En el Senado, en la Cámara de Diputados, nos dicen que adeptos a líders de la 4T, nada más no aparecieron en las múltiples boletas igual.
O sea que se apañaron los espacios en el Poder Judicial que la facciones clave del morenato daban por seguro como zona de colonización.
Es más, que los candidatos favorecidos en las boletas –previamente elegidos– provienen de “los puros”, o sea del ala radical de Morena encabezada por los hermanos Martí y Lenia Batres.
Así que Morena, como grupo de poder, está en plena implosión.
Ante este riesgo de ingobernabilidad se comprende que los empresarios nacionales y extranjeros prefieren postergar sus planes de inversión.
Y eso que apenas inicia la rengociación de un nuevo acuerdo comercial con el gobierno de Donald Trump.
Sin visa, pero con alfil y negocios
A finales de abril pasado, durante el Tianguis Turístico 2025 en Tijuana, Baja California Norte, la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda buscó afanosamente a los representantes de migración y de seguridad de Estados Unidos que asistieron al evento organizado por la Secretaría de Turismo que dirige Josefina Rodríguez; nos platican que la petición de la mandataria fue que no se difundiera la cancelación de su visa durante el evento pero sobre todo que no se lo dieran a conocer a la cónsul de México en San Diego, Alicia Kerber-Palma.
Hoy es conocido que Marina del Pilar no tiene visa pero desconocen los motivos ciertos de por qué el Homeland Security de Kristi Noam tomo dicha acción, pero la bajacaliforniana dice que no necesita tal acreditación para gobernar.
Y es cierto en varios sentidos… empezando porque Ismael Burgueño, alcalde de Tijuana, es amigo cercano y colaborador de su esposo, Carlos Torres que con un cargo honorario –como coordinador de proyectos estratégicos y todo lo que ello implique– puede acceder a la bolsa presupuestal de casi 13 mil millones de pesos que para este año tendrá la capital del estado.
De hecho, por designación de Ávila, su esposo –al que también retiraron la visa y suspendieron sus cuentas en Wells Fargo y Bank of America– tiene esa misma cartera honorífica en un estado con un presupuesto este año de 86,572 millones de pesos dónde sólo por gasto de capital e infraestructura destinará casi 3,800 millones de pesos este año… aunque lo más gordo está en desarrollo municipal y -usted adivinó- en gasto social.
Burgueño no sólo es amigo de Carlos Torres, sino también del hermano, Luis Torres, quien fuera director de la aduana de Tijuana en 2015 y que de acuerdo a publicaciones periodísticas acreditadas (Héctor de Mauleon), por ahí pasaron varios millones de dólares en efectivo que iban destinados un cártel.
El alcalde de Tijuana también es el alfil del gobierno estatal, que lo promovió directamente para que fuera el candidato de Morena para esa alcaldía en 2023 cuando la dirección nacional recaía en Mario Delgado, haciendo a un lado a Montserrat Caballero a pesar de su amistad. Claro, no tanta como la que la gobernadora sin visa tiene con la senadora también morenista Julieta Ramírez que, dicho sea de paso, no ha hecho pronunciamiento alguno en torno a la vicisitud migratoria de quien fue asistente secretarial.
Independientemente de la obra y servicios públicos que suelen dejar buenos dividendos privados, otra veta de los hermanos Torres Torres ha sido la promoción de inversiones… aunque esta se quede en veremos y conflictos financieros como sucedió con algunos inversores chinos que atendieron el sexenio pasado la invitación del entonces secretario de turismo federal, Miguel Torruco, para levantar diversos desarrollos donde el dinero se habría esfumado.
@mfloresarellano
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