ARQUETIPO FUTBOL

Dinastía o diablura

Daniel Alonso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.  Foto: larazondemexico

El que avisa no es traidor. El Club América desde su primer título hace año y medio se convenció de que tenía todo para transformarse en un equipo de época.

Han mantenido la estructura principal del equipo desde la llegada de André Jardine y han ajustado las piezas correctas cuando han perdido jugadores por lesiones o que se han marchado del club. Emilio Azcárraga y su directiva, jugadores, cuerpo técnico y todo el club en general, han hecho un trabajo extraordinario. No fue suficiente firmar un histórico tricampeonato, ahora mañana afrontarán su cuarta final consecutiva en busca de una estrella más.

En el camino nuevamente se encontraron con su rival favorito, del que siempre se alimentan previo a una coronación, del que siempre se roban su felicidad de las maneras más crueles que pueden imaginarse en el juego del futbol. Esta última ocasión nuevamente fue inverosímil, un error del meta Kevin Mier, de esos que suceden cada mil partidos, le abrió la puerta al América para remontar una eliminatoria en 14 minutos. Cuando cayó el segundo gol del América, el Cruz Azul tiró inmediatamente la toalla. En esta ocasión ni siquiera luchó hasta el final, se vieron superados durante los 90 minutos. Será tal vez para la próxima ocasión.

El rival ahora en esta nueva final será el Toluca que hoy dirige Antonio Mohamed y que logró el liderato general. El Turco también supo ajustar algunas tuercas sueltas en el equipo y por fin pudo llevar al equipo mexiquense a la añorada final. Un duelo entre dos entrenadores que tienen tres estrellas bordadas en su pecho. El brasileño todas y consecutivas, con el América. El argentino, con Xolos, América y Monterrey, de esta forma, Mohamed también podría convertirse en tetracampeón de la Liga MX. Además, fue el último director técnico capaz de derrotar a las Águilas en una final.

¿Miedo a las dinastías? Si hay un equipo que ya supo frenar a un club que dejó su sello en la década de los noventa, es el Toluca. Fue en la final del Verano 98, cuando en una espectacular final, los Diablos de Saturnino Cardozo vencieron al Necaxa de Alex Aguinaga. En un escenario muy similar, el equipo de Antonio Mohamed podría frenar la seguidilla de títulos del América, para también comenzar a escribir su propia historia con letras de campeón y así también acabar con la larga racha de años del Toluca de no levantar la copa.

Ingredientes hay de sobra para pronosticar la que puede ser una final épica, una de las mejores en la historia de la Liga MX. Después, vienen los detalles, un error, una tarjeta roja o un autogol. También los planteamientos de los entrenadores podrían cambiar y veamos aburridos empates hasta llegar a los penales. Uno nunca sabe; pero pocas veces bajo nuestro formato, el futbol les hace justicia a los dos mejores clubes. Para el americanismo, sólo disfrutar. Incluso una derrota podría no ser tan amarga. Para los de Toluca, prepararse para sufrir, convencer al propio diablo para que juegue de su lado y rompan el sistema. Caer en casa, ver al América convertirse en leyenda en el infierno, sería un golpe durísimo. La verdad absoluta: sea quien sea el campeón, será más que merecido.

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