SOBRE LA MARCHA

Lo que está detrás de la elección judicial

Carlos Urdiales. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Carlos Urdiales. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

Lo que mal empieza, mal acaba, reza la conseja popular. Una reforma-vendetta constitucional que, para el expresidente AMLO, fue capricho. Su convicción por demoler sin tener claro qué y cómo construiría lo que sigue, se impuso.

El sello de la administración 4T 1.0 fue más honestidad, menos servicios; más becas, menos medicinas; más apoyos, menos infraestructura. La austeridad burocrática se transformó en pobreza gubernamental.

Terminaron los dispendios del erario a golpe de cancelar la capacidad de ejecutar encargos mínimos. Quitar hasta desmantelar para evitar el robo. Desertificación presupuestal hasta alcanzar la pauperización del Estado.

Y en materia legislativa, ocurre lo mismo. Sobrerrepresentación para alterar sin contrapeso la arquitectura institucional a costa de convertir en una kermés la renovación de uno de los tres poderes que dan sustento a la civilidad democrática.

La 4T 2.0 lucha por ejercer su encargo, de continuidad sí, pero también de autonomía operativa. Las imposiciones heredadas limitan la capacidad de gestión. La CNTE amenaza con el boicot a la elección del próximo domingo. Morena, con sus acordeones, pone en jaque la legalidad del pírrico ejercicio democrático.

En Palacio Nacional sienten el peso por sacar adelante la reforma heredada. La antes invisible CNTE acapara los reflectores. En el corazón político del país, como no la hacía desde 2013 para poner en jaque al gobierno priista de Peña Nieto.

La oposición del magisterio disidente a las condiciones de pensión y jubilación despertaron justo ahora. Las exigencias presupuestales colisionan con la precariedad hacendaria. No hay cómo, lo saben y por lo mismo, insisten.

A la Presidenta Sheinbaum le sobran frentes abiertos. Desde la órbita del poder político que insiste en mandar, los disidentes y su capacidad de estorbar en el desarrollo de la elección judicial.

Desde la burocracia morenista, que no es la suya, se amenaza con acordeones indebidos la limpieza de una de por sí cuestionada jornada cívica.

Caminamos hacia un proceso torpedeado desde las cañerías del poder, desde la fractura de una 4T que desde el primer piso pretende imponer el tercero. Un proyecto familiar, de cacicazgo legítimo, enfrentado con los usos y costumbres presidencialistas, esa norma no escrita que envía a la banca a quien ya bailó y mandó.

No es la elección judicial, tampoco la lucha de temporada de los maestros disidentes, o de ese bastión político-mediático en el que Peña Nieto y López Obrador convirtieron la imagen de 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, Guerrero; tampoco son sólo los aranceles o la deportación gringa de migrantes mexicanos.

La crónica diaria retrata la dura transición de poder que México vive. La primera Presidenta de la historia y el último cacique populista. El nepotismo como ruta o el democrático relevo generacional, perfiles mejor dotados y cuadros operativos más articulados.

Entre acordeones y maestros transcurrirá una elección ajena al pueblo. Vamos a un ejercicio político entre profesionales de la demagogia.

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