BRÚJULA ECONÓMICA

Empleo Formal con daño estructural

Arturo Vieyra<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>&nbsp;<br>
Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.  Foto: larazondemexico

El análisis de diversos indicadores de la actividad productiva confirma la consolidación de un proceso de desaceleración económica, el cual podría traducirse en un estancamiento del crecimiento del PIB al cierre del año. Una de las consecuencias más relevantes y preocupantes de este entorno es el debilitamiento del mercado laboral formal, particularmente en lo que se refiere a la creación de empleos afiliados al IMSS.

Este deterioro en el ritmo de generación de empleo no obedece exclusivamente a la pérdida de dinamismo de la economía, sino también a la persistencia de factores estructurales que han reducido la elasticidad del empleo al crecimiento económico. Durante mayo, la creación de empleos formales mostró un desempeño particularmente débil, al registrar un incremento anual de apenas 23 mil puestos de trabajo, equivalente a una tasa de crecimiento de sólo 0.1%.

Si bien la desaceleración del crecimiento económico representa el factor determinante, el rezago en el empleo también refleja los efectos combinados de políticas internas y choques externos que han erosionado la capacidad estructural de la economía para generar empleo. Una revisión histórica permite ilustrar este fenómeno con claridad. En el sexenio de Enrique Peña Nieto, el empleo formal creció en promedio 3.8% anual, mientras que el PIB lo hizo a una tasa promedio de 1.9%. Esto implica una elasticidad del empleo respecto al crecimiento del PIB de 1.95.

Durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, el empleo formal creció en promedio 1.7% anual, en tanto que el PIB lo hizo a una tasa de 0.86%, lo que arroja una elasticidad cercana a 2.0. En otras palabras, durante las dos administraciones anteriores, por cada punto porcentual de crecimiento del PIB, el empleo formal creció, en promedio, 2 puntos porcentuales.

En contraste, en el periodo más reciente de la actual administración (octubre de 2024 a mayo de 2025), utilizando cifras desestacionalizadas del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) y estimaciones propias para mayo, se observa una caída acumulada de -0.1% en la actividad económica, acompañada por una tasa de crecimiento igual en el empleo formal, lo que implica una elasticidad empleo-producto cercana a la unidad. Este cambio representa una disminución significativa en la capacidad de generación de empleo por unidad de crecimiento económico.

Este debilitamiento se explica por al menos dos factores fundamentales. El primero es la elevada incertidumbre generada por la imposición de aranceles, lo que provocó una caída significativa de la inversión, reflejada en la pérdida de 72 mil empleos en el sector manufacturero durante el periodo referido. El segundo es el término de los grandes proyectos de obra pública asociados al sexenio anterior, lo cual detuvo la inversión en el sector de la construcción y derivó en una pérdida de cerca de 160 mil empleos. En contraste, el resto de los sectores de la economía registraron una generación neta positiva de aproximadamente 122.5 mil empleos.

En suma, la contracción de la inversión en los sectores manufacturero y de la construcción ha debilitado de manera importante la capacidad estructural de la economía mexicana para generar empleo formal. Aun cuando se anticipa cierta estabilización en la construcción en el segundo semestre del año, estimaciones propias sugieren que la creación de nuevos empleos podría alcanzar los 250 mil puestos al final del año, lo que mejoraría moderadamente la elasticidad del empleo. No obstante, esta cifra aún resultaría insuficiente para absorber plenamente el crecimiento de la población económicamente activa y satisfacer las necesidades del mercado laboral.

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