BRÚJULA ECONÓMICA

Preocupaciones sobre la inflación

Arturo Vieyra<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>&nbsp;<br>
Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.  Foto: larazondemexico

En el contexto de la compleja dinámica económica reciente, destacan dos tendencias preocupantes en la economía mexicana: por un lado, una marcada desaceleración de la actividad productiva y, por otro, un crecimiento sostenido de los precios al consumidor. Ambas tendencias configuran un escenario de estanflación potencialmente riesgoso. No obstante, los datos más recientes sobre inflación aportan cierto optimismo respecto a una posible moderación de las presiones inflacionarias en el corto plazo.

Durante junio, la inflación general mostró una desaceleración al ubicarse en 4.32% anual, desde el 4.42% registrado en mayo. La moderación fue aún más pronunciada si se considera la segunda quincena del mes, cuando la inflación descendió a 4.13%, desde el 4.51% observado en la primera mitad de junio. Este comportamiento es relevante, ya que interrumpe una trayectoria de tres meses consecutivos de incrementos en la inflación anual.

El principal factor detrás de esta baja fue el componente no subyacente, cuya variación anual pasó de 5.34% a 4.33%, impulsado especialmente por una significativa reducción en los precios de productos agrícolas. Sin embargo, dada la alta volatilidad de estos precios, este ajuste no garantiza una trayectoria descendente sostenida en la inflación general.

La preocupación principal radica en el comportamiento del componente subyacente, que representa aproximadamente el 77% del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) y constituye el mejor indicador de la tendencia inflacionaria de mediano plazo. Este subíndice se aceleró a una tasa anual de 4.24% en junio, desde 4.06% el mes previo. Incluso por periodos quincenales, se observa cierta resistencia a la baja: en la segunda mitad de junio, la inflación subyacente se ubicó en 4.28%, frente a 4.20% de la quincena anterior.

Al desagregar la inflación subyacente, ambos componentes —mercancías y servicios— mostraron incrementos anuales. Destaca el caso de los servicios, cuyos precios interrumpieron su trayectoria descendente en junio, principalmente por un repunte significativo en las tarifas vinculadas al turismo, mientras que el resto de los servicios mostró una menor inflación anual.

Aunque estos resultados aún no permiten confirmar un cambio definitivo en la trayectoria de los precios, sí abren la posibilidad de que la inflación general continúe cediendo en los próximos meses, con un rango estimado entre 3.5% y 4.0% anual durante la segunda mitad del año.

Varios factores respaldan esta expectativa: (1) El incremento reciente en los precios de los servicios turísticos se considera transitorio, por lo que deberían retomar su tendencia a la baja; (2) la elevada base de comparación de los precios agrícolas favorecerá su moderación, especialmente en julio; (3) la debilidad de la demanda interna contribuirá a limitar las presiones sobre los precios; (4) la apreciación del tipo de cambio reducirá costos en bienes importados; y (5) la política gubernamental de contención en los precios de la energía continuará mitigando presiones inflacionarias adicionales.

De consolidarse este escenario, se abriría espacio para que el Banco de México continúe con su proceso de relajación monetaria, mediante recortes adicionales a la tasa de referencia. De acuerdo con estimaciones propias, la tasa de fondeo podría ubicarse en 7.50% hacia diciembre, lo que implicaría dos reducciones adicionales de 25 puntos base cada una. Este ajuste representaría un estímulo necesario para la actividad económica, que enfrenta un entorno particularmente adverso.

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