Desde el contexto de la modernidad, hasta nuestros días, se construyó en Occidente el Estado de derecho, considerando el imperio de la ley, la división de poderes, la fiscalización de la Administración y los derechos y libertades fundamentales para personas físicas y morales.
De ahí evolucionan las ideas jurídicas, liberales, sociales y democráticas, se enfrentan privilegios que impulsan un derecho igual para individuos desiguales, hay protección y defensa con seguridad; se consolidan con las revoluciones inglesa, francesa y estadounidense, permeando un modelo contractualista en sociedades y gobiernos.
Muchas cuestiones se han atendido, religiosas, teologías políticas, formas de buen gobierno, espejos de príncipes o gobernantes, guerras y conquistas, libertades y discusiones entre súbditos o ciudadanos, intercambios, ensayos y errores económicos, sociales, políticos y militares. Una disyuntiva que aborda diversas modalidades, campos de conductas y saberes, la posible libertad y la necesaria seguridad.
La libertad como capacidad de un individuo u organización, para decidir y actuar de acuerdo a su propia voluntad, sin restricciones externas que los coaccionen o dominen, con responsabilidad de sus actos. La seguridad, ampliada, como ausencia de riesgo o amenaza en determinado espacio temporal situacional. El Estado mexicano evolucionó desde su independencia a la fecha, recientemente involuciona, por vínculos narcodelincuencia/clase política, presiones estadounidenses y reformas adversas que atentan al presente y futuro de las libertades y seguridades.
Hay una relacionalidad: a mayor libertad, menor seguridad o bien a la inversa. Enfrenta libertad con seguridad, asume la dificultad de acción y pensamiento, del discurso, para mantener una u otra, pero no ambas.
La casuística social devino compleja y multidimensional. El animal político actúa en el mundo de vida con disyuntivas, incluso en situaciones extraordinarias opta por una u otra. Las libertades constitucionales, sociales, económicas o políticas, de las personas o las organizaciones, espejean la otredad, el límite de la libertad y la seguridad, expresión del orden público; afecta su aplicación libre o segura, lo limitan o coaccionan.
En toda previsión de seguridad, disminuye la libertad. En la vida personal o social, o en las relaciones intra e intergubernamentales, la libertad y seguridad están mediadas y determinadas por los intereses, legítimos o no, que exponen los frustrantes alcances y límites del dilema.
El ocaso libertad o seguridad mostrado en momentos extremos —puedo hacer lo que quiera, o imponer políticas unilaterales— conduce a una lógica de reducción a lo absurdo, incomprensión de situaciones, nulos acuerdos, sin sentidos e irracionalidad o ausencia de sentido común. Sin embargo, diversos actores siguen ese derrotero, la convivencia choca, la libertad es limitada y la seguridad se evapora. Lo exponen los medios de comunicación y redes sociales, las falsas noticias, datos manipulados, o la variada tipología del delito.
Necesario es valorar el dilema libertad o seguridad, en una relacionalidad ponderada con perspectiva plural y abierta, para construir una racionalidad de fines y medios, articulando lo mejor de ambos términos y su unidad, como capacidad ejercida, sin riesgo ni amenaza. Y así disfrutar la vida, placentera, compartida y ampliamente productiva.