Al ver las recientes encuestas sobre aprobación presidencial, pareciera que la gente está consciente de que se está construyendo un Estado autoritario en México y también parece que le siguen dando la oportunidad, pero ya no tanto como antes. De acuerdo al Latinobarómetro, los mexicanos tenían, al menos desde 2007, un constante sentimiento de retiro de apoyo a la democracia.
Algo que en cierta manera logró la presidencia de López Obrador, es que la población dejara de preferir la democracia, de esta forma, el Latinobarómetro reportó en 2023, un histórico 35 por ciento de apoyo a la misma, uno de los más bajos de la región. De alguna manera, la desdemocratización fue preferida por la mayoría. Sin embargo, las cosas han comenzado a cambiar, por primera vez en muchos años, hay un salto de retorno al 49 por ciento de preferencia por la democracia.
En México, la gente entiende que ya estamos en una autocracia, aunque el régimen intenta llamarse democrático, cuando no lo es. La democracia fue cayendo poco a poco, porque durante el periodo transicional, no ofreció respuesta contundente a los problemas más apremiantes de la población. Lo interesante es que, tras un sexenio de gobierno autoritario, tampoco parece que esté dando todas las respuestas.

Góbers felices en el sorteo
De acuerdo con una reciente evaluación de Mitofsky, la mayor parte de la población siente que estamos peor en seguridad, en salud y que la corrupción está desbordada.
En la situación económica, la gente percibe un estancamiento. Es decir, el autoritarismo no ha demostrado ser sustantivamente mejor para resolver las necesidades después de un periodo completo de gobierno, lo que está impactando en la sensación de irresolución de problemas. Esto también coincide con los reveses electorales de Morena, que tienen más aristas políticas.
La Presidenta Sheinbaum pasa por un buen momento de popularidad. Así lo demuestran todas las encuestas, una inmensa mayoría de mexicanos está de acuerdo con la forma en que presenta su trabajo. Sin embargo, en cuanto a resultados llama la atención el aspecto económico, porque se percibe un estancamiento, pese que los apoyos sociales generan un amplio consenso de aprobación y eso representa grandes cantidades de circulante en la economía. Dichos apoyos se han convertido en la piedra angular de la administración morenista, pero ya no alcanza como antes, si bien es claro que la administración hace esfuerzos por aminorar el impacto inflacionario, no lo ha podido contener del todo, afectando la capacidad de compra.
Uno de los ejes narrativos del proyecto autoritario fue que se requería de otro sistema para acabar con la corrupción; sin embargo, el gobierno es percibido como uno donde predomina, pasando de 66 por ciento en octubre de 2024, a 82 por ciento en junio de 2025. Asimismo, en su relación con otras fuerzas políticas, el saldo es negativo. Tampoco tiene buenas evaluaciones en el fortalecimiento a la democracia, ni la disminución de la corrupción, tampoco en tolerancia a la crítica.
Por ello es que podemos decir que la gente entiende que el proyecto que se construye es autócrata y aun quieren seguir dando una oportunidad, pero, parece ser que ya comienza a evaluar con mayor lupa los resultados.

