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La Rebelión en la granja, ecos orwellianos en el México actual

Antonio Fernández. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Antonio Fernández. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: La Razón

La Rebelión en la granja, uno de los libros de George Orwell, es una fábula distópica que critica la Revolución rusa, donde los animales de la granja “Manor”, hartos del maltrato de su dueño, el señor Jones, se rebelan y toman el poder, estableciendo un nuevo sistema basado en la igualdad. La obra narra cómo los animales expulsan a los humanos opresores para instalar una nueva organización, liderada por los cerdos.

La obra escenifica con un lente poderoso la dinámica del poder, la corrupción, la manipulación discursiva y la erosión de los ideales de la democracia, ideales que toda nueva sociedad busca alcanzar, pero que en el camino se puede encontrar con engaños y personajes que se aprovechan del ideal que la mayoría persigue.

El lema principal de la granja animal es “Todos los animales son iguales”, el cual se va transformando en el transcurso del nuevo sistema. Este discurso, en el libro, refleja la persistente brecha entre el discurso igualitario y la realidad, como lo describe Orwell, la nueva organización se va corrompiendo y sus líderes se hacen de privilegios, algo parecido a lo que hoy se presenta en México, con el partido en el poder, Morena.

La fábula narra como cuando se llega al poder se presentan una serie de principios, cuyos líderes proclaman seguir ortodoxamente; sin embargo, una vez estando en el poder, el ejercicio del poder los va transformando, produciendo prácticas clientelares, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, consolidando una nueva élite que opera en la impunidad.

Orwell nos narra cómo en la Rebelión en la granja, liderada por Napoleón, en su origen se implantaron siete mandamientos basados en la igualdad y el trabajo para todos, sin embargo, los cerdos comienzan a manipular los mandamientos para apropiarse de los recursos de la granja beneficiándose a costa de los demás animales. Posteriormente, Napoleón, con apoyo de los perros que cría, establece un régimen dictatorial, eliminando cualquier oposición y controlando la información.

Al final de la historia, bajo el liderazgo de Napoleón, él y sus seguidores establecen una especie de nueva dictadura, por la cual los animales le preguntan al burro, quien es el único que sabe leer, cuál es el mandamiento que permanece de los postulados iniciales, el cual fue modificado convenientemente por los cerdos, para quedar así: “Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”.

Así tenemos que el Gobierno de la llamada Cuarta Transformación llegó con una serie de principios muy loables, entre ellos, el principal: “Acabar con la corrupción y los privilegios”; no obstante, actualmente están saliendo a la luz, al igual que en la novela de Orwell, personajes que se aprovechan y hacen negocios, y no sólo eso, sino que se alían con los delincuentes, y que traicionan los principios fundamentales de la 4T.

La situación del gobierno de la 4T se encuentra en medio de la historia de lo que fue la Rebelión en la granja, por ello corresponde al nuevo gobierno reencauzar la ruta y los principios con los cuales llegaron al poder, para que no terminen traicionándose completamente, y para ello debe de sacrificar a aquellos elementos que han traicionado los principios fundamentales, y así romper con la trama que muy profundamente nos describió el genio de George Orwell.

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