PESOS Y CONTRAPESOS

Bitcoin, ¿la opción?

Arturo Damm Arnal. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

La ventaja del dinero es que nos permite superar las limitaciones del trueque y realizar más intercambios de los que realizaríamos si no contáramos con él, por lo que conseguimos mayor bienestar, que depende de los bienes y servicios que compramos, para lo cual conviene usar dinero.

Lo mejor, con relación al dinero, es que aumente su poder de compra, que con la misma cantidad de dinero, al paso del tiempo, se pueda comprar una mayor cantidad de los mismos bienes y servicios. Se llama deflación. Lo peor es que disminuya su poder de compra, que con la misma cantidad de dinero, al paso del tiempo, se pueda comprar una menor cantidad de los mismos bienes y servicios. Se llama inflación. Entre lo mejor y lo peor se encuentra la opción en la cual el dinero preserva su poder de compra: al paso del tiempo, con la misma cantidad de dinero, se compra la misma cantidad de los mismos bienes y servicios. Por lo general, ya sea porque los bancos centrales la permiten, ya sea porque la provocan, lo que hay es inflación.

¿De qué manera pueden los agentes económicos protegerse de la inflación? En primer lugar, de manera inmediata, aumentando el precio de lo que ofrecen, por ejemplo, el salario, que es el precio del trabajo, en espera de que el empleador esté dispuesto a pagar ese mayor precio. Si lo está entonces se generan nuevas presiones inflacionarias, pudiéndose iniciar un círculo vicioso.

En segundo lugar dejando de usar el dinero que pierde poder adquisitivo, con el inconveniente de que, por lo menos en el corto plazo, antes de que de manera espontánea, por conveniencia de compradores y vendedores, alguna mercancía empiece a utilizarse como dinero, tendría que recurrirse al trueque, con todos los inconvenientes del mismo.

En tercer lugar sustituir el dinero producido por el banco central, que pierde poder adquisitivo, por bitcoins, que han mostrado que para proveer de dinero a la economía no se necesita de los bancos centrales, razón por la cual estos, comenzando por el Banco de México, lo ven con temor.

Ante la pérdida en el poder adquisitivo del peso (la inflación acumulada en lo que va del siglo es ya de 191.42%), ¿es realista pensar que, en un lapso de tiempo relativamente corto, y de manera generalizada, dejaremos de usar el dinero producido por el Banco de México y lo sustituiremos por bitcoins? No lo creo, porque una cosa es que algunos agentes económicos estén dispuestos a usar el Bitcoin como dinero, y otra muy distinta, que la mayoría esté dispuesta a hacerlo. Para esto último, si llega a darse, todavía falta mucho tiempo.

Otra opción frente la pérdida en el poder adquisitivo del dinero del Banco de México es la competencia dineraria, reconociéndose el derecho a la libertad para elegir el dinero que más nos convenga: el peso, el dólar, el euro. Esta fue, con algunas diferencias accidentales, la propuesta de Hayek, premio Nobel de Economía 1974, en su libro de 1976 La Desnacionalización del Dinero, competencia dineraria que difícilmente se permitirá en México.

Me queda claro, por lo escrito en éste y en el anterior Pesos y Contrapesos, que en México seguiremos padeciendo y soportando la inflación, porque no están dadas las condiciones para que dejemos de usar el dinero del Banco de México, sin olvidar que éste tiene una meta de inflación del 3%. Por aquí empieza el problema.

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