SOBRE LA MARCHA

Colorín colorado, el acordeón se ha avalado

Carlos Urdiales. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Carlos Urdiales. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

Nadie realmente esperaba que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación anulara la elección de personas juzgadoras, que habrán de tomar posición de más de 800 cargos el próximo 1 de septiembre.

El proyecto de sentencia del magistrado Reyes Mondragón no sólo perdió, sino que ni siquiera logró implantar una reflexión institucional sobre el percance legal, que la dichosa reforma al Poder Judicial y su consecuente renovación, vía voto popular, significa para la calidad democrática del país.

La trampa fue legalizada.

Los jueces electorales aceptaron lo evidente; lo público y sabido; que, para la libre, secreta e inédita elección, hubo personas, instituciones y partidos políticos que intervinieron de manera indebida para orientar el voto de los ciudadanos, en favor de prácticamente todas y todos los triunfadores.

Los famosos acordeones huérfanos, esa guía morena de cómo elegir a cada persona juzgadora a nivel federal y algunos locales, salió impune del trance.

Los acordeones buenos, pagados por quién sabe quién y armados por ya sabemos quién, no constituyeron falta al debido proceso electoral, ni grande ni pequeña. No hubo pruebas que acreditaran su incidencia o irregular financiamiento, o abusiva instrucción. Tramposos, no mensos.

En los hechos, el obsceno truco de los acordeones fue avalado como instrumento ilegal, pero no sancionable; el cual puede ampliar sus usos no sólo para jueces, magistrados y ministros; mañana podrá aplicarse para determinar a través de urnas teledirigidas a alcaldes, regidores, gobernadores, senadores, diputados locales, federales y hasta la obviedad, para la Presidencia.

¿Qué trampa puede haber si anónimas mentes, manos y bolsillos ayudan al ciudadano informado, politizado, pero desmemoriado, a ordenar su libre albedrío conforme al diseño partidista del resultado planeado?

La resolución del Tribunal Electoral estaba cantada. Lo mismo que el resultado de la elección judicial. La incertidumbre democrática es cosa del pasado, de las primeras alternancias, ahora no es propia del nuevo régimen populista.

El proyecto del juez Reyes Mondragón iba por anular la elección. Imposible, una regresión así apegada a la letra de la ley no era factible, implicaba más daño social que beneficio.

El momento en que debió señalarse y haberse inhibido la proliferación de los acordeones pasó hace mucho. Estuvo en manos del INE y del mismo Tribunal Electoral. Era antes de la jornada comicial. Pero no fue.

Los representantes de partidos políticos ante el Instituto Electoral se impusieron ante los consejeros que ellos impulsaron. La afinidad y la militancia lograron su cometido: supeditar cualquier mandato legal a un proyecto político que mandó al diablo a muchas instituciones, para luego ocuparlas vía su mayoría legislativa.

Todo conforme a lo planeado por Andrés Manuel López Obrador. Cada peldaño escalado por la 4T para instaurarse como núcleo de todos los poderes e instituciones republicanas ha sido superado, no sin esfuerzo, empeño e inversión de por medio, de manera exitosa.

La 4T avanza sin oposición funcional. AMLO acertó en que sus malquerientes están moralmente derrotados. E institucionalmente, sus bienquerientes, también.

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Javier Solórzano Zinser. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón