BAJO SOSPECHA

Sarampión: el rebrote evitable

Bibiana Belsasso. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Bibiana Belsasso. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

El sarampión era una enfermedad que estaba considerada como erradicada. En 2016 la Organización Mundial de la Salud (OMS) certificó a las Américas como libres de sarampión endémico y México formó parte de ese reconocimiento.

Hoy tenemos un rebrote de cientos de casos en todo el país, la mayor cantidad se han dado en Chihuahua, Guanajuato y Ciudad de México.

A principios de 2024 comenzó a detectarse un rebrote importante en el país, el cual se incrementó en este año y se expandió a 21 de las 32 entidades federativas.

El rebrote, el más significativo en décadas, no es producto de la casualidad, es resultado de la combinación del rezago acumulado en la vacunación, interrupciones causadas por la pandemia, desafíos logísticos y presupuestales y desinformación.

Desde el 2018, con la llegada de López Obrador a la Presidencia, las autoridades de salud abandonaron el esquema de vacunación para los menores de edad.

Enfermedades que se pensaban erradicadas en México volvieron por la falta de esquemas de vacunación eficientes.

  • El Tip: El martes se informó que hay 4 mil 353 casos confirmados de sarampión en el país, y 17 muertes ligadas a esa enfermedad

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud (Ssa), los casos confirmados de sarampión afectan a ambos sexos (48% hombres y 52% mujeres). En cuanto al número de casos, el principal grupo de edad afectado es el de 0 a 4 años, con mil 52 casos; seguido del de 25 a 29, con 579, y de 30 a 34 años, con 469 casos.

Es una enfermedad viral altamente contagiosa y su peligrosidad se debe a que se propaga con facilidad a través del aire por gotas respiratorias expulsadas al toser o estornudar.

Puede causar neumonía, encefalitis, diarrea grave, infecciones de oído y ceguera. Estas complicaciones afectan con mayor frecuencia a niños pequeños, personas desnutridas y personas con sistemas inmunitarios debilitados.

En poblaciones sin acceso a atención médica adecuada, el sarampión puede causar la muerte, especialmente en menores de cinco años.

Desde el 2018 se cometió un gran error: las autoridades dejaron de hacer obligatoria la Cartilla de Vacunación para los estudiantes. Hoy no es requisito, como mucho tiempo lo fue, el estar vacunado para poder inscribir a los niños en la escuela.

Y es que la falta de vacunación no solamente deja en vulnerabilidad a generaciones de niños, cuyos efectos podrán verse en el futuro, sino que abre el riesgo a la aparición de un brote o el resurgimiento de enfermedades erradicadas.

EMPEZAR DE NUEVO

Campaña intensiva de vacunación contra el sarampión, en Campeche, el pasado 12 de julio.
Campaña intensiva de vacunación contra el sarampión, en Campeche, el pasado 12 de julio. Foto›Cuartoscuro

Por años México fue pionero en Latinoamérica en cuanto al esquema de vacunación, evitando que muchas enfermedades se propagaran, dando una atención adecuada.

Es verdad, hace unos años se tenía el temor a que ciertas vacunas tuvieran efectos secundarios, pero por más de 80 años se han aplicado inoculaciones como la de la polio, que hoy es una enfermedad erradicada. También vacunas como la del sarampión han demostrado que es mucho mejor tenerlas y evitar que la gente se contagie.

La falta de vacunación tiene una relación directa con el brote de sarampión que tenemos en el país.

Por ejemplo, en Chihuahua, que ha habido muchos casos, hay una comunidad importante de personas menonitas, algunas de ellas son antivacunas.

Este año, un brote de sarampión en Chihuahua comenzó con un niño menonita vacunado que había estado en Texas. La enfermedad se propagó rápidamente en la comunidad menonita en Cuauhtémoc, afectando también a trabajadores agrícolas e indígenas vecinos.

Se estima que, en esa comunidad, entre el 50 % y el 70 % de los miembros podrían no estar vacunados.

Desde el Gobierno del estado se están implementando campañas intensivas de vacunación: brigadas casa por casa y en campos agrícolas para persuadir a la comunidad que acepten vacunarse.

Tras los contagios, Jacob Dyck Penner, jefe de la colonia Manitoba en Cuauhtémoc, explicó que recibir la vacuna es una decisión personal, no un mandato religioso, y que el liderazgo ha facilitado la comunicación para que las familias elijan con información.

Pero hay otros estados de la República en donde no ha sido por elección vacunarse o no, y es que hace unos años llegaban las brigadas a las comunidades a inmunizar a la gente, se tenían los cuadros completos y se dejó de hacer.

En nuestro país, en 2019 y 2020, el Gobierno federal dejó a 6 millones de niños sin vacunas porque no las compró o lo hizo con retraso.

No debemos olvidar como mexicanos la pésima gestión de Hugo López-Gatell, quien fue subsecretario de Salud, siendo epidemiólogo, no hizo una estrategia adecuada para la compra de vacunas y, además, tampoco se hicieron campañas publicitarias masivas de comunicación para alertar a los padres, como se había venido haciendo en los últimos sexenios.

Durante el primer semestre de 2019 aún había vacunas disponibles de las compras del año anterior, pero no habría para el resto del año, debido a la falta de previsión.

Para agosto de 2019, familias y personal médico protestaron por la falta de biológicos del cuadro básico para menores de edad, lo que ocurrió antes de que comenzara la pandemia por Covid y cuando ya se reportaban los primeros brotes de sarampión.

Hace unos días, en la conferencia matutina, el actual secretario de Salud, David Kershenobich Stalnikowitz, hizo un llamado para que la población haga conciencia de la importancia de vacunarse. El secretario conoce muy bien el tema de las vacunas y para él son muy importantes, pero el rezago y el daño de la administración anterior ya están hechos.

Kershenobich aseguró que el esquema de vacunación está reactivado luego de que, por la pandemia por Covid-19, en 2020, muchos niños de seis años dejaron de vacunarse debido a que los esquemas de vacunación fueron relegados en atención y prioridad sanitaria.

Con la llegada del doctor Kershenobich Stalnikowitz se comenzaron a resarcir años de falta de vacunas contra el sarampión y otras enfermedades. Para ello, el Gobierno realizó Semanas Nacionales de Vacunación, aplicando más de 715 mil dosis entre enero y marzo de este año.

Hoy, de acuerdo con el mismo secretario de Salud, existe una cobertura de vacunación completa del 81.1%, que aún está muy lejos del ideal, que es 95%. Se amplió la vacunación hasta personas de 49 años, con campañas masivas, sobre todo en Chihuahua y Ciudad de México. Y no sólo se reactivaron las campañas y esquemas de vacunación para contrarrestar el sarampión, sino que también se impulsa la Semana Nacional de la Salud Pública.

Se trata de acciones de prevención y atención temprana de enfermedades a 20 millones de mexicanos. Habrá ferias de salud, talleres educativos, detección oportuna, acciones en escuelas y espacios de trabajo públicos y privados.

Estas acciones comenzaron en la década de los 90, no sólo incluían vacunación, sino también entrega de sobres de rehidratación oral, megadosis de vitamina A, desparasitación y acciones educativas en salud para menores de cinco años. Su propósito era abarcar diversos aspectos de prevención. Haberlo dejado de hacer cuando había funcionado y tan bien tantos años, fue de una torpeza absoluta.

Este año se realizará del 6 al 13 de septiembre y participarán los 32 estados, 242 jurisdicciones sanitarias y dos mil 478 municipios. Se necesitan campañas de vacunación imperantes para contrarrestar el abandono del gobierno de López Obrador en este tema. Hay que empezar con la cartilla de vacunación para los niños.

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