VIÑETAS LATINOAMERICANAS

La agrietada defensa del Caribe

Rafael Rojas. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Rafael Rojas. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

Lo que ha sucedido en las últimas semanas en el Caribe, con el despliegue de siete embarcaciones militares de Estados Unidos, un submarino nuclear y cuatro mil marines, es mucho más peligroso que el simple déjà vu de las últimas acciones de guerra en esa zona, en los años 80, cuando las invasiones de Granada y Panamá. Más peligroso en la medida en que la respuesta regional es sumamente limitada, como pudo verse con la convocatoria de los cancilleres de la Celac a un posicionamiento común, impulsado por Colombia.

Más de diez países de la región decidieron no acompañar el posicionamiento, incluidos República Dominicana y Guatemala, cuyas cancillerías desmintieron la declaración colombiana que inicialmente las ubicaba dentro del grupo firmante. La declaración, impulsada por los gobiernos de Gustavo Petro y Yamandú Orsi, que reafirmaba al Caribe y América Latina como zona de paz, debió enfrentarse inicialmente a la negativa del gobierno de Nicolás Maduro a reconocer el ataque a una embarcación venezolana, que supuestamente transportaba drogas a Estados Unidos.

El presidente Petro, que encabeza la Celac, fue uno de los más protagónicos en la condena de la acción estadounidense desde las redes sociales. Sin embargo, el gobierno de Maduro, al negar la veracidad del ataque y atribuirlo a la Inteligencia Artificial, desestabilizó la defensa de Petro. Por lo visto, la violación de algunos protocolos en la convocatoria de la Celac, también restó contundencia al posicionamiento común de la región contra la exhibición de fuerza naval de Estados Unidos en el Caribe.

Tampoco favoreció al proyecto de Colombia y Uruguay, que el secretario de Estado, Marco Rubio, defendiera el despliegue naval y el ataque a la embarcación venezolana en conferencia de prensa con el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente. Ante el incómodo silencio del diplomático mexicano, Rubio defendió la acción unilateral de Estados Unidos a partir de la premisa de que, al ser definidos los cárteles de la droga como grupos terroristas, Washington se arrogaba la potestad de atacarlos sin respetar leyes internacionales.

De manera que Estados Unidos defendió abiertamente su unilateralismo, mientras firmaba con México un acuerdo de colaboración en materias de seguridad fronteriza y combate al narcotráfico. Ésa fue otra evidencia de la agrietada defensa del Caribe desde América Latina, lo cual pudo haber llevado a Brasil a trasladar la presión diplomática en favor de la paz de la Celac a los Brics. El presidente Lula da Silva ha anunciado que, en la próxima Asamblea General de la ONU, los Brics exigirán el fin del despliegue naval en el Caribe.

Si Brasil y los Brics toman la iniciativa en la defensa del Caribe, otras potencias medias de la región, como México, mostrarían su rezago en la contención del conflicto. Por lo pronto, Brasilia y Bogotá, que claramente pusieron en duda la reelección de Maduro, se adelantan en su apoyo al Caribe.

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Javier Solórzano Zinser. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón