PESOS Y CONTRAPESOS

Crecimiento, el reto (1/2)

Arturo Damm Arnal. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

El crecimiento de la economía se mide por el comportamiento de la producción de bienes y servicios para el consumo final, el Producto Interno Bruto, PIB, producción relacionada con la creación de empleos (para producir alguien debe trabajar), y con la generación de ingresos (a quien trabaja se le paga por hacerlo), empleos e ingresos que son condiciones para el bienestar de las personas, sobre todo si este ha de ser el resultado de la generación personal de ingreso por el trabajo, no de la redistribución gubernamental del mismo.

Dado que el problema económico de fondo es la escasez, el hecho de que no todo alcanza para todos, menos en las cantidades que cada uno quisiera, y mucho menos gratis (vivir cuesta porque producir bienes y servicios cuesta), es que conviene que la producción de bienes y servicios sea la mayor posible, que la economía crezca lo más posible, algo que no sucede en la economía mexicana.

En materia de crecimiento podemos dividir la historia reciente de la economía mexicana en dos etapas. La primera, de 1934 a 1981, de crecimiento elevado, durante la cual el crecimiento promedio anual fue 6.1%. La segunda, de crecimiento bajo, de 1982 a 2024, a lo largo de la cual la economía creció, en promedio anual, 2.1%. Según el promedio de las 45 respuesta recibidas por el Banco de México, en la encuesta de agosto a los economistas del sector privado, en los próximos diez años, de 2026 a 2035, el crecimiento promedio anual de la economía mexicana podría ser 1.92%, con lo cual sumaríamos 54 años de bajo crecimiento, insuficiente para lograr, por medio del ingreso generado por el trabajo, mayor bienestar.

¿Cómo vamos en materia de crecimiento? En términos anuales, comparando cada trimestre con el mismo trimestre del año anterior (el Inegi reporta el PIB trimestralmente), el crecimiento del PIB se ha venido recuperando: 0.4% durante el cuarto trimestre de 2024, 0.7% a lo largo del primero de 2025, 1.2% durante el segundo.

En términos trimestrales, comparando cada trimestre con el trimestre anterior, se observa la misma tenencia, hacia un mayor crecimiento del PIB: menos 0.6% a lo largo del cuarto trimestre de 2024, 0.3% durante el primero de 2025, 0.6% a lo largo del segundo.

Sin embargo, los resultados para el primer semestre, tanto en términos anuales como trimestrales, dejan que desear. En términos anuales, durante el primer semestre de 2024, el PIB creció 1.45%, solamente 0.95% a lo largo del primero de 2025. En términos trimestrales, a lo largo del primer semestre de 2024 creció 0.80%, únicamente 0.45% durante el primero de 2025.

En términos anuales, por sector de actividad económica, durante el segundo trimestre del año las actividades primarias (ganadería, agricultura, silvicultura, pesca, aprovechamiento forestal), que aportan el 4.2% del PIB, crecieron 2.6%; las secundarias (la industria), que contribuyen con el 33.7%, decrecieron 0.3%; las terciarias (servicios), que aportan el 62.1%, crecieron 1.8%.

En términos trimestrales, a lo largo del segundo trimestre del año, las primarias decrecieron 2.4%, las secundarias crecieron 0.7%, las terciarias 0.8%.

Lo bueno: mayor crecimiento del PIB. Lo malo: sigue siendo muy bajo, limitando las posibilidades de conseguir, por le generación de ingreso por el trabajo, mayor bienestar, que es el fin de la economía.

Continuará.

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Javier Solórzano Zinser. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón