Acaso haya sido mera coincidencia, pero después de que la agencia Reuters difundiera un detallado reportaje de cómo, en marzo pasado, el buque petrolero Torn Agnes, procedente de Canadá, atracó en Ensenada con 120 mil barriles de diésel, descargados en pipas, ocultados en un predio en la carretera a Tijuana para después transportarla al interior de la República, la Presidenta Claudia Sheinbaum anunció que la Fiscalía General investiga a empresas de Estados Unidos por huachicol fiscal y ha girado varias órdenes de aprehensión contra algunas de ellas.
Dijo, en su mañanera, que no se puede explicar que venga combustible de Estados Unidos a México y entre de manera ilegal al país, por lo que reveló que, a partir de las detenciones habidas —las de altos mandos de la Marina, sobrino político del exsecretario Rafael Ojeda Durán—, se ordenó una vigilancia mayor en las aduanas, lo que se ha visto en el incremento de venta de gasolina directa de Pemex e incluso de las empresas que importan de manera legal el combustible.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
Tras calificar a la Presidenta Claudia Sheinbaum como “una mujer extraordinaria y muy valiente”, su homólogo Donald Trump insistió en que “los que verdaderamente gobiernan México son los cárteles del narcotráfico, por lo que Estados Unidos tiene que defenderse de eso” y, al mismo tiempo, arremetió contra el mandatario de Colombia, Gustavo Petro, al que acusó de ser “un truhan” y a su país de ser “un nido de drogas y lo ha sido siempre”.
Previamente, desde la Casa Blanca, aseguró que el gobierno estadounidense ha detenido a tres mil 200 miembros de cárteles, incluidos algunos de México, y decomisado 91 toneladas de drogas, en acciones de la nueva Fuerza de Tarea de Seguridad Interna, creada en enero pasado con la participación de la mayoría de las dependencias de seguridad.
Otro productor citrícola, ahora de Veracruz, Javier Vargas Arias, fue ejecutado por un grupo criminal con armas de alto poder y equipo táctico, en pleno centro de Álamo Temapache, un municipio de esa entidad seriamente dañado por el reciente desborde de ríos que causó graves daños a esa población.
Culiacán, con un 88.3 por ciento, es la ciudad más insegura de México; le siguen Irapuato, con 88.2, y Chilpancingo, con 86.3, según reportó el Inegi en su Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana.
El presidente de la agrupación Ciudadanos Unidos de Sinaloa, Miguel Ángel Murillo, declaró que “las estrategias de seguridad implementadas en ese estado han sido un fracaso” por falta de voluntad para atacar a los grupos criminales que generan violencia, por lo que la situación económica se está agravando y convirtiendo en una verdadera tragedia.