ANTINOMIAS

La abogacía es una profesión de alto riesgo

Antonio Fernández. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Antonio Fernández. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

Los abogados son personajes que a lo largo de la historia han representado una función social, principalmente como defensores de las personas que tienen un problema legal, ya sea de tipo familiar, mercantil, laboral, penal, etcétera, siendo la materia penal la que ha representado un mayor riesgo cuando se trata de la defensa de delincuentes.

Sin embargo, la profesión de abogado, fuera de los casos señalados, no era una profesión en que se corriera riesgo de ser asesinado, lo cual ha cambiado en los últimos años, en virtud del crecimiento de la delincuencia organizada y del sicariato, los cuales se prestan para asesinar por encargo por una baja cantidad de dinero.

De acuerdo con el periódico El Universal, se ha documentado que en los últimos cinco años se han asesinado a 168 abogados en todo el país, principalmente en entidades como Michoacán, Guanajuato, Chihuahua y Sinaloa, resultando que lo que va del presente año es el que acumula más crímenes, con 35. Entre los abogados asesinados destacan los penalistas, los defensores de derechos humanos y los juzgadores.

Entre los casos más emblemáticos se encuentra el del abogado David Cohen Sacal, asesinado frente a las instalaciones del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, quien llevaba asuntos de un alto perfil, y quien contaba con escoltas y que, sin embargo, fue ultimado frente a las cámaras de seguridad, sin que hasta la fecha se conozca el móvil del crimen. Fue una noticia a nivel nacional, pero hay decenas de casos de abogados asesinados en el interior de la República, que transcurren casi en el anonimato.

Dentro de los casos de abogados asesinados recientemente, encontramos los siguientes: Alejandro Vila Chávez, el pasado 26 de agosto, en el interior de una cafetería ubicada en la ciudad de Pichucalco, en el estado de Chiapas, después de haber recibido amenazas, cuyo asesinato se relaciona con el cargo que su hermano desempeña de delegado de la FGR en Guanajuato, sin que hasta la fecha se conozcan otras razones del crimen.

El pasado 17 de junio, en Ciudad Juárez, Chihuahua, mataron al abogado penalista Óscar Gael Cano Rodríguez, frente a la Fiscalía, después de visitar a sus clientes, que fueron liberados por falta de pruebas. Su crimen generó consternación entre la comunidad jurídica de Ciudad Juárez.

El 15 de febrero de 2023 fue asesinado el abogado Víctor Hugo López Ramírez cuando se dirigía a comer unos tacos, después de llegar de la Ciudad de México, para atender un asunto nuevo en Tijuana. El litigante era defensor del líder criminal David López Jiménez, El Cabo 20. Posteriormente, fue detenido su asesino, un joven llamado Julio Armando N, de 19 años de edad, sin conocerse las razones del asesinato.

El asesinato de abogados nos revela que la violencia se ha convertido también en un problema estructural y profesional que afecta a la abogacía, pues no se trata sólo de hechos aislados, representa una falla en la protección por parte del Estado, y que es una amenaza para la justicia y un síntoma de la gravedad del crimen organizado en el país.

Para empezar a revertir esta situación se requieren fuertes mecanismos de protección, una profesionalización de las investigaciones y claridad en los juicios, y sobre todo combatir la impunidad que impera en los aparatos de justicia del país, además del combate a la corrupción en todos los órganos de impartición de justicia. Mientras no suceda nada de lo recomendado seguirán creciendo los asesinatos de abogados.

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