ARQUETIPO FUTBOL

Protocolo fallido

Daniel Alonso<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>&nbsp;<br>
Daniel Alonso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.  Foto: larazondemexico

Su nombre es Rodrigo Mondragón y lo último que disfrutó en su vida fue la victoria del equipo de sus amores, Cruz Azul, un sábado por la noche en Ciudad Universitaria.

Esta historia es el resumen trágico de una liga profesional de futbol que sigue ajena a cualquier tipo de interés por cuidar, por salvaguardar la seguridad y salud de cada asistente en cualquier estadio de futbol. Esta vez no fue un enfrentamiento entre barras bravas o un navajazo de un aficionado a otro; tampoco se trata de una caída desde alguna parte alta de un estadio o un aplastamiento masivo. Nuevamente se trata de la indiferencia de la Federación Mexicana de Futbol, de la Liga MX y de las autoridades encargadas de proporcionar la seguridad en eventos masivos.

Rodrigo, de 32 años de edad, acudió el sábado por la noche al partido entre Cruz Azul y Monterrey en el Estadio Olímpico Universitario. Una vez concluido el partido, cuando ya se realizaba el desalojo de los aficionados que aún permanecían en el estacionamiento y de acuerdo con las versiones de testigos, elementos de Protección Civil de la UNAM intervinieron con fuerza excesiva para sacarlo de las instalaciones.

Las autoridades correspondientes publicaron un mensaje relacionado a los hechos en donde relatan lo siguiente: “La noche del sábado 25 de octubre, al término del partido entre Cruz Azul y Monterrey en el Estadio Olímpico Universitario, al realizarse el retiro de personas que permanecen en los estacionamientos del recinto deportivo, una persona en aparente estado de ebriedad, agredió verbal y físicamente al personal de seguridad del Estadio, impidiendo violentamente su labor”.

Pero en redes sociales se puede observar en un video, que alrededor de 10 elementos del staff de seguridad del estadio Olímpico rodean a Rodrigo y lo golpean mientras tratan de subirlo a la patrulla de Protección Civil. Después de que subieron al aficionado de Cruz Azul, amigos y familiares no supieron de él durante casi seis horas, en las que recorrieron hospitales y Ministerios Públicos, hasta que finalmente fueron informados que Rodrigo se desvaneció en los forcejos y falleció súbitamente.

Ayer por la mañana, la familia recibió el cuerpo de Rodrigo, con el informe forense del Instituto de Servicios Periciales y Ciencias Forenses, en el que señala que la causa de muerte fue por asfixia tras ser estrangulado. Pasaron más de 24 horas para que la Liga MX o el club de futbol Cruz Azul se pronunciara al respecto, y como siempre, en sus comunicados que parecen ser redactados por los becarios que tienen a su merced, no ofrecen acciones, no informan con contundencia y sólo se limitan a repetir eslogans como el de “siente tu Liga”.

Hoy queda nuevamente clara la falta de preparación de las autoridades para la atención y prevención de incidentes en eventos masivos. Queda clarísimo que las autoridades responsables del futbol mexicano estaban más preocupadas por conseguir entradas para la Fórmula 1, evento en el que se vio a un Mikel Arriola muy emocionado dando entrevistas, mientras la familia de Rodrigo esperaba un cuerpo sin vida.

Hoy la UNAM queda con la tarea titánica de brindar todo el apoyo para que exista plena justicia en el caso de Rodrigo, y más importante aún, que la máxima casa de estudios pueda aportar respuestas que hoy le urgen a toda la estructura de seguridad del futbol mexicano.

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