BAJO SOSPECHA

“Visita de Emmanuel Macron rompe inercias y abre ventanas”

El periodista señala que Francia es un actor importante para México que se debió aprovechar más; no veo interés del Gobierno en empujar relación con la Unión Europea, considera

Bibiana Belsasso. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Bibiana Belsasso. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

La visita del presidente francés, Emmanuel Macron, a México, reactivó una relación bilateral históricamente sólida, pero poco aprovechada en los últimos años. Macron sostuvo una reunión con la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en Palacio Nacional, donde discutieron inversión, energía, cultura y cooperación científica; Francia mantiene más de 700 empresas operando en México.

El encuentro concluyó con una cena de alto simbolismo político y cultural en el Antiguo Colegio de San Ildefonso. Para entender qué dejó realmente esta visita, qué significa para la política exterior mexicana y cómo se vive desde adentro un encuentro con Macron, platicamos con el periodista y analista Leonardo Curzio, quien estuvo muy de cerca del presidente de Francia en su visita a México.

Leonardo Curzio fue condecorado por la República de Francia en 2021 con la distinción de Caballero de la Orden Nacional de la Legión de Honor y conoce profundamente la relación entre ambos países.

Bibiana Belsasso (BB): ¿Qué representa, en términos políticos y diplomáticos, esta visita?

Leonardo Curzio (LC): Mira, la visita de Macron es significativa por varias razones. Primero, porque México no está pasando por su mejor momento en términos de proyección internacional. El país vive una etapa de repliegue, con prioridades políticas internas muy marcadas. En ese contexto, que un líder europeo de la talla de Macron, un presidente respetado, articulado, con enorme capacidad intelectual, venga a México, ya es en sí un acontecimiento.

Macron, a pesar de enfrentar desafíos en Francia, sigue siendo un referente en Europa y en la arquitectura diplomática global. La mayoría de los jefes de Estado no suelen incluir a México en sus giras. Por eso esta visita rompe la inercia y abre una ventana valiosa para reposicionar al país en el escenario internacional.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en Palacio Nacional, el pasado 7 de noviembre.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en Palacio Nacional, el pasado 7 de noviembre. ı Foto: Cuartoscuro

BB: Siendo el presidente de Francia quien vino a México, ¿por qué se manejó tan discretamente?

LC: Porque la reunión fue extremadamente breve. La Presidenta Sheinbaum lo recibió con los honores protocolarios, sostuvieron una reunión corta y ahí terminó todo. No hubo almuerzo, no hubo una mesa redonda más amplia, no hubo espacio para profundizar.

Cuando tienes a Macron, te imaginas una conversación larga, estratégica, aprovechando su visión de mundo. Pero la reunión fue casi de trámite. Inmediatamente después, Macron se fue a la comida con empresarios, que tuvo más enjundia. Sin embargo, desde la perspectiva de política exterior, la parte presidencial quedó corta, desaprovechada. Francia es un actor clave para México, pero no se le dio el trato de socio estratégico.

BB: ¿Y por qué no aprovecharlo? Tener a un presidente francés en México no es cualquier cosa.

LC: Creo que Sheinbaum está extremadamente preocupada por la relación con Estados Unidos. Vivimos un momento de enorme sensibilidad con la Casa Blanca. Hay fricciones comerciales, sanitarias, energéticas y, sobre todo, de seguridad. La discusión sobre fentanilo, armas, el control fronterizo… todo eso coloca a México en una posición muy vulnerable.

En ese contexto, la Presidenta decidió evitar cualquier gesto que pudiera interpretarse en Washington como un “alineamiento” o una alianza estratégica entre México y Europa. Lo mismo ocurrió cuando vino el vicepresidente de Brasil. La instrucción parece ser: no irritar a Estados Unidos en ninguna circunstancia.

BB: Pero cuando ha venido Díaz-Canel, de Cuba, sí hay recibimiento amplio. ¿Por qué ahí no hay cautela?

LC: Bueno, eso fue con López Obrador. Su gobierno tenía una relación ideológica con ciertos mandatarios latinoamericanos. Con Sheinbaum ha habido un cambio de tono. No ha repetido esos despliegues, ni ha hecho declaraciones que comprometan la relación con Washington.

Incluso en la recepción a Gabriel Boric fue muy cuidadosa: no hubo frases que pudieran interpretarse como un bloque alternativo. Sheinbaum sabe que su principal reto internacional se llama Estados Unidos.

BB: Tú has vivido en Francia, estudiaste en ese país y fuiste condecorado con la Legión de Honor. ¿Cómo ves la relación entre México y Francia hoy?

LC: Hay un enorme potencial desaprovechado. Francia tiene empresas líderes en energía, infraestructura, transporte, innovación tecnológica, y muchas de ellas ya están en México. Más de 700 compañías francesas operan aquí, dando miles de empleos.

Pero desde hace años hay incertidumbre regulatoria en sectores clave, especialmente energía. Las empresas francesas, como las alemanas o las españolas, han visto un ambiente poco predecible.

El mensaje ha sido: “Si no es CFE, no es bienvenido”. Eso desincentiva la inversión francesa. Además, México ha perdido protagonismo diplomático. Ya no impulsa iniciativas multilaterales como antes. Con Francia, durante décadas, trabajamos en temas globales: Consejo de Seguridad, igualdad de género, medio ambiente, protección del patrimonio. Hoy eso está prácticamente congelado.

BB: ¿Y qué pasa con la modernización del acuerdo comercial México–Unión Europea?

LC: Francia juega un rol determinante en la ratificación del acuerdo. Pero no veo interés del Gobierno mexicano en empujar este tema. La Presidenta está concentrada en evitar que la relación con Estados Unidos se descarrile.

El acuerdo con la Unión Europea requiere energía política, discurso, diplomacia activa. Y ahora mismo eso no está en la agenda de México. Las prioridades están en la frontera norte: migración, seguridad, revisión de productos, barreras comerciales.

BB: Estuviste en la cena con el presidente Macron en San Ildefonso. ¿Cómo fue?

LC: Fue una cena bellísima y muy interesante políticamente. Éramos sólo dos hombres: Gael García y yo.

El resto eran mujeres extraordinarias: científicas, académicas, activistas, funcionarias, artistas. Había representantes de la UNAM, de organizaciones feministas, de la cultura. Un grupo diverso y muy sólido.

Macron escuchó con auténtica atención. No venía a dar discursos; venía a dialogar. Las participantes hablaron de desigualdad, violencia de género, cultura, libertad de expresión. Fue una conversación profunda y franca.

BB: ¿Y cómo viste a Macron en ese ambiente íntimo?

LC: Brillante. Tiene una velocidad mental impresionante. Reflexiona, argumenta, enlaza ideas, responde con soltura. No es un político improvisado; es un estadista. Cuando le tocó hablar sobre democracia y redes sociales, lo hizo con enorme claridad.

Él sostiene, y con razón, que la opinión pública ya no se forma en periódicos ni en televisión, sino en TikTok. Y TikTok no fue diseñado para informar, sino para vender publicidad. Ése es el reto: estamos construyendo democracia sobre plataformas que no promueven ciudadanía crítica, sino emociones rápidas y descontextualizadas.

BB: Es una advertencia fuerte…

LC: Muy fuerte. Macron dice: “Una democracia se sostiene en procedimientos… pero también en ciudadanos informados”. Si la gente vota por emociones o por propaganda, sin entender las consecuencias de su voto, la democracia se vacía de contenido. Lo ves en muchos países: votan, delegan poder y luego se desentienden. Es una crisis global.

BB: ¿Qué destacas de lo que ha dicho el presidente de Francia?

LC: Macron grabó un programa extraordinario, Les défis de la France, y se sienta frente a cinco ciudadanos que lo cuestionan durísimo. Eso es rendición de cuentas auténtica, no shows montados. Quisiéramos ver a muchos líderes latinoamericanos exponerse a un escrutinio así… pero no sucederá pronto.

BB: ¿Qué deja esta visita para México?

LC: Deja la sensación de una oportunidad desaprovechada, pero también abre una puerta. Francia quiere invertir más, quiere colaborar más, quiere dialogar más. México necesita recuperar presencia internacional, estabilidad regulatoria y diplomacia profesional. Macron vino con la mano extendida. La pregunta es si México tendrá tiempo y voluntad para tomarla.

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