LA MALETA DEL CINE

Todos estamos en las mismas

Javier Solórzano Casarín │ *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Javier Solórzano Casarín │ *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: Especial

La jaula de los pájaros (1996), del prolífico y fenomenal director Mike Nichols, no es sólo uno de los mejores remakes del cine contemporáneo sino también una de las mejores comedias de los últimos 30 años.

La dirección de Nichols es excepcional y una de las armas secretas del filme es el guion. Escrito por Elaine May (una de las actrices, guionistas y directoras más talentosas y menos conocidas del cine norteamericano), logra una proeza nada fácil —una impecable adaptación basada en la película francesa, La jaula de las locas, a su vez basada en la obra de teatro —. La premisa situada en la glamorosa y excéntrica zona de Miami Beach no desperdicia una sola nota de un humor irresistible.

Armand (Robin Williams) y Albert (Nathan Lane) son los dueños de uno de los cabarets más exitosos de la concurrida avenida de Ocean Drive en el centro de Miami Beach. Todas las noches, atiborrado de gente, se presentan shows burlescos, musicales y todo tipo de espectáculos. Las bailarinas y presentadores son trasvesti, y la estrella número uno es “Starina”, quien es en realidad Albert.

Albert y Armand son pareja desde hace más de 20 años, su casa está justo arriba del cabaret, y a pesar de los constantes dramas, reclamos y discusiones, han logrado mantener una relación amorosa. Albert se indigna cada vez que Armand niega su verdadera naturaleza femenina y amenaza con no salir al escenario. El chantaje emocional oscila de un lado al otro. Armand se queja y promete sustituirla, pero al final acaba cediendo. La necesita,

es la estrella.

Pero todo se complica cuando el hijo de Armand, Val (Dan Futterman), producto de una noche de pasión que Armand tuvo con Katherine (Christine Baranski), visita a su papá con la noticia de que se va a casar y que la elegida es Barbara (Calista Flockhart) hija de uno de los políticos más conservadores y reaccionarios del país, el Senador Keeley (Gene Hackman).

El esfuerzo colectivo que requiere de todos, incluyendo de Agador (Hank Azaria), el extravagante ama de llaves guatemalteco que está convencido de tener los talentos combinados de Desi Arnaz y Frank Sinatra, nos regala un tesoro sublime de comedia. Porque claro para tener éxito, el plan maestro consiste de deshacerse de Albert, una hazaña casi imposible.

Las actuaciones de Williams, de Lane, de Hackman (como nunca lo habíamos visto), de Dianne Weist como la esposa del senador y de Azaria son consideradas como una de las mejores interpretaciones cómicas que se han visto en una sola película. Es un deleite absoluto.

En el desenlace, fantástico e impredecible, queda claro que todas y todos, sin importar origen, cultura, preferencia sexual y filosofía personal, son seres humanos buscando amar y ser amados, en el juego de la vida ser aceptados a pesar de todos sus diferencias.

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