Las expresiones públicas de reclamo al Gobierno y al movimiento de la 4T, que por momentos luce más militante que gobernante de quienes lo mismo aplauden que reclaman, están siendo peligrosamente descalificadas por el aparato oficialista.
Morena es mayoría en los poderes Ejecutivo y Legislativo, tanto a nivel estatal como federal, sin embargo, el movimiento de la autoproclamada Cuarta Transformación se ha convertido, les guste o no, en el moderno régimen gubernamental al cual, por definición, debemos vigilar y sus inherentes e inevitables fallas y abusos, denunciar.
En democracia así debe suceder. Cuando la 4T fue oposición dentro del PRI, en el PRD y después en Morena, a eso se dedicaban mientras la otrora mayoría priista o panista, gobernaron.

Reconocimiento al Ejército
Difícil resulta aplaudir sin rasero alguno cuanta obra, política o acción ejecutiva venga de los gobiernos. Morenistas o no.
En Michoacán, mataron a Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, por su abierto rechazo a la concerta-cesión política y policiaca con el crimen organizado que ha asumido, desde años morenistas y anteriores, el control de facto de la legalidad y el tributo público, por decirle no al cobro de piso, a la extorsión y al pago de protección.
Ayer, transportistas bloquearon casetas de peaje, salidas y entradas a la Ciudad de México en demanda de soluciones duraderas a la inseguridad que denuncian en las arterias terrestres del país. Asaltos, asesinatos, retenes delincuenciales que roban, secuestran y matan para convencer que quienes mandan son ellos.
A los hombres-camión se sumaron agricultores que exigen un marco regulatorio de mercados, justo e incluyente. Denuncian esquemas de competencia global en los cuales pierden estructuralmente frente a grandes empresas agroindustriales y ante la lógica de comercio con Estados Unidos. Los han condenado al fracaso en aras de satisfacer cuotas y cupos ajenos.
La respuesta de Palacio Nacional desconcierta. A las marchas de la Generación Z, o la de sus papás, de sus tías panistas embozadas o de los mecenas conservadores de siempre, la mirada del Gobierno no se centra en la causa sino en la expresión contraria a él. Y acusa complot de la ultraderecha internacional.
A los bloqueos de transportistas y agricultores, la Secretaría de Gobernación deja caer la sentencia; hay motivaciones —también— políticas en estas protestas. El Gobierno reitera que hay disposición al diálogo y por ende descuenta cualquier sustento legítimo en la acción pacífica en la toma de caminos. Antes de ser gobierno, una de sus tácticas predilectas.
Ante lo tupido de las movilizaciones viene la reacción que mostrará capacidad de movilizar, de encauzar el amor mayoritario del pueblo a las calles, al Zócalo, a la porra y a la matraca. O al concierto social gratuito.
Convite de la 4T para celebrar todo lo bueno de los últimos 7 años. Amor propio. Fórmula conocida para exaltar lo que deja y opacar lo que resta. Sin embargo, tras el aquelarre amoroso del próximo 6 de diciembre, los pendientes y los agravios seguirán ahí.

