FRONTERA DE PALABRAS

El Papa Francisco: poetas y poesía

Mauricio Leyva. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

El arte es un antídoto contra la mentalidad de cálculo y uniformidad; es un desafío a nuestra imaginación, a nuestra forma de ver y entender las cosas.

Papa Francisco

El 10 de noviembre de 2024, el Vaticano daba a conocer la carta que, Jorge Mario Bergoglio nombrado el Papa Francisco por su investidura de Jefe de Estado del Vaticano y de la Iglesia Católica, escribió para el libro Versos a Dios. Antología de la poesía religiosa. Dicha misiva publicada en el sitio oficial del Vaticano se desprende del discurso pronunciado por el Papa Francisco en la Sala Clementina del Palacio Apostólico el 27 de mayo de 2023. En ella reflexiona sobre la importancia que tuvo lo poesía en su vida y recuerda sus tiempos de maestro de Literatura en el Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe; vale la pena subrayar que el Papa Francisco tuvo una comunión permanente con la poesía. Son varios los testimonios que dan fe de su pasión por recitar versos y poemas completos de memoria de poetas como Dante o el mismo Baudelaire. En su carta hace consideraciones que valen la pena retomarse: El suyo es, para citar a Paul Claudel, un “ojo que escucha”. El arte es un antídoto contra la mentalidad de cálculo y uniformidad; es un desafío a nuestra imaginación, a nuestra forma de ver y entender las cosas. Y en este sentido el Evangelio mismo es un desafío artístico. Posee esa carga “revolucionaria”, que tú conoces bien, y expresas gracias a tu genio con una palabra que protesta, llama, grita. La Iglesia también necesita de su genio, porque necesita protestar, llamar y gritar. Un Papa que convoca a los poetas a una revolución espiritual y que apela al alma revolucionaria del evangelio de Dios, encuentra una conexión divina con la poesía.

El Papa que, precisamente, el 21 de marzo de 2025 presentara la antología Viva la poesía se confiesa con los poetas: “También yo siento, lo confieso, la necesidad de poetas capaces de gritar al mundo el mensaje evangélico, de hacernos ver a Jesús, de hacernos tocarlo, de hacernos sentirlo inmediatamente cerca de nosotros, de entregárnoslo como una realidad viva, y haciéndonos captar la belleza de su promesa. Su trabajo puede ayudarnos a sanar nuestra imaginación de todo aquello que oscurece su rostro o, peor aún, de todo lo que quiere domarla. Domar el rostro de Cristo, colocarlo en un marco y colgarlo en la pared, significa destruir su imagen. Su promesa, en cambio, ayuda a nuestra imaginación: nos ayuda a imaginar nuestra vida, nuestra historia y nuestro futuro de una manera nueva. Y aquí vuelvo a recordar otra obra maestra de Dostoievski, pequeña, pero que tiene todas estas cosas dentro: “Memorias del subsuelo. Allí están toda la grandeza de la humanidad y todos los dolores de la humanidad, todas las miserias, juntas. Este es el camino”.

El amor por la palabra que el Papa manifestó abiertamente, no fue sólo un gozo estético sino que él mismo promovió la Palabra, el diálogo como puente de entendimiento y de reconocimiento con los otros, con quienes pensaba diferente. El sabía que, tal y como lo dicta el principio bíblico, “en el principio estaba el verbo, y el verbo estaba en Dios, y el verbo era Dios”, todo empezaba y terminaba con la Palabra, por ello nos invitó a conocerla y convocó, con todas sus fuerzas, a una revolución poética por el bien de la humanidad, de la imaginación y de la libertad.

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