ENTRE COLEGAS

Lujambio y Laynez

Horacio Vives Segl. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Horacio Vives Segl. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

Hace unos días, el 27 de noviembre, se celebró en el ITAM el evento de premiación a los textos ganadores de la 13ª promoción del Concurso de Ensayo Político Alonso Lujambio, correspondiente al año 2025.

Para esta edición, el evento tuvo la fortuna de ser acompañado por una conferencia magistral sustentada por el ilustre abogado Javier Laynez Potisek, ministro en retiro (forzado) de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En el diálogo entre la ciencia política y la ciencia jurídica, me parece pertinente hacer un vínculo entre la obra y legado de ambos personajes. Lujambio fue, tal vez, el politólogo mexicano más destacado de su generación. Académico y servidor público intachable, fue una figura clave para entender la naturaleza del sistema político mexicano y un observador de las rutas que podían incidir en el cambio de un régimen hegemónico a uno que —no sin dificultades y tropiezos— pudiera transitar a una democracia embrionaria. Dado el momento que el país está viviendo, resulta de lo más oportuno consultar la vasta obra de Lujambio sobre la transición mexicana, para tener un mapa de hacia dónde ir, ante la consolidación de un régimen concentrador de poder que cada vez presenta más rasgos autoritarios.

Laynez, por su parte, ha sido un servidor público ejemplar, una de las mentes jurídicas más brillantes que tiene el país y un juez constitucional que desempeñó su cargo con gallardía y elegancia en el más alto tribunal del país. Se dice que los jueces hablan a través de sus sentencias. En el caso de Laynez, sus proyectos, votos particulares e intervenciones como ministro de la Suprema Corte quedaron como evidencia de la solvencia y capacidad técnica de quien defendió sin ambages al Estado de derecho en México, cumpliendo cabalmente con su responsabilidad constitucional. Cuando el embate hacia la Corte y al Poder Judicial empezaron a arreciar, y la mal llamada reforma judicial y la elección de las personas juzgadoras se convirtieron en una amenaza real, Laynez fue una de las voces —junto con algunos de sus colegas de la Corte— que con más arrojo y autoridad se confrontó a los promotores y defensores de ese proyecto que hoy tiene cooptado al Poder Judicial. Esa defensa de la carrera judicial y de la autonomía de la judicatura para imponer límites a un poder político despótico y fungir como garante del cumplimiento de la Constitución es, sin duda, uno de los más ejemplares legados de Laynez.

El primer lugar del concurso se lo llevó Mario Armando Sandoval Islas, abogado por la UNAM y estudiante del doctorado en Filosofía del Derecho e Historia de la Cultura Jurídica de la Universidad de Génova. Mario presentó un brillante ensayo titulado Populismo judicial: análisis conceptual y manifestaciones en México. Este asertivo texto estudia el fenómeno del populismo judicial, esa nociva práctica que tanto atenta contra el Estado constitucional de derecho. El segundo lugar correspondió a Carolina Elizabeth Vásquez Regalado, estudiante del Tecnológico de Monterrey, con un ensayo que contribuye a clarificar las funestas repercusiones de la reforma y la elección judicial. José Santiago Beltrán Córdoba (Universidad Iberoamericana) y Mauricio Villanueva López (CIDE) se hicieron acreedores a las menciones honoríficas: José Santiago por un estupendo análisis sobre el impacto democrático de la derecha europea en el siglo XX, y Mauricio por su contribución al estudio de la regresiva reforma y la elección judicial.

En suma, una muestra de cómo en las universidades se hace lo correcto: fomentar el pensamiento crítico en espacios, por excelencia, para el surgimiento de personajes que inspiran los liderazgos necesarios para enfrentar las apremiantes necesidades de cambio político que requiere el país.

Temas: