BAJO SOSPECHA

Cuauhtémoc: violencia, poder e impunidad

Bibiana Belsasso. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Bibiana Belsasso. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

Cuauhtémoc Blanco no ha perdido su esencia; sigue siendo el mismo hombre violento de toda la vida. Agresivo con sus parejas, hermana, periodistas y con sus compañeros futbolistas.

Lo que llama la atención es que todo se le perdona al ídolo americanista. Y es que desde que empezó en las canchas, Cuauhtémoc y sus polémicas han sido parte del folclor futbolístico, y desafortunadamente a mucha gente le causaban gracia.

Apenas este fin de semana pasado, en Estados Unidos, en un partido amistoso de leyendas entre los clubes América y Chivas, Blanco soltó un golpe en la cara del portero Sergio Rodríguez después de empujarlo. Fue tan duro el impacto que el portero se cayó al pasto, el partido se detuvo y las cámaras captaron el momento desde todos los ángulos. Todavía lo fue a levantar Cuauhtémoc después de que había encarado al árbitro, quien le reclamaba.

INTOCABLE

EL DIPUTADO Cuauhtémoc Blanco es arropado por diputadas de Morena, que gritan “¡no estás solo!”, durante la sesión en la que se desechó la solicitud para su desafuero, el 25 de marzo.
EL DIPUTADO Cuauhtémoc Blanco es arropado por diputadas de Morena, que gritan “¡no estás solo!”, durante la sesión en la que se desechó la solicitud para su desafuero, el 25 de marzo. ı Foto: Cuarto Oscuro

En cualquier reglamento, aunque fuera un encuentro amistoso, golpear al portero contrario ameritaba expulsión, amonestación, multa o suspensión, pero el árbitro no marcó nada, ni una tarjeta, ni siquiera una advertencia. Blanco sólo se limitó a ofrecer una disculpa y lo hecho pasó sin ninguna queja o alguna sanción. Y es que para Blanco sus acciones nunca tienen repercusiones. No es la primera vez que hace algo así.

Pero, además, Cuauhtémoc tendría que haber estado en la Cámara de Diputados, pues es su trabajo, por el cual se le paga. Pero él dice que su cuerpo requiere hacer ejercicio. Y sí, lo hemos notado; hace poco, en una votación, lo hizo de manera virtual desde una cancha de pádel.

No lo sancionaron ni antes ni ahora por haberse ausentado de su trabajo como diputado, pero tampoco ha sido sancionado nunca por ser un violentador.

Se supo que su primera esposa fue víctima de golpes por parte del futbolista. Incluso, varios de sus compañeros aseguran haber visto a la señora con moretones en la cara.

Lo mismo ha sucedido con otras parejas del futbolista; apenas en 2024, su esposa, Natalia Rezende, mostró un video donde está llorando, con el ojo morado, acusando a su marido de haberla golpeado y dice que pidió ayuda a los escoltas de Blanco.

Según sus versiones, no era la primera vez, y al menos en una de esas agresiones ocurrió en 2022. Tampoco recibió sanción alguna.

Pero Cuauhtémoc Blanco no dejó la violencia en las canchas. Ahora que pasó a la política, continúa con sus agresiones.

Y es que a lo largo de su vida puede golpear a un periodista, se disculpa y sigue. Humilla a un técnico en vivo, se ríe y no pasa nada. Lo acusan de violencia familiar, los jueces miran a otro lado y él queda impune. Lo denuncian por intento de violación, su partido político lo salva y ahí está. Le suelta un puñetazo a un compañero en pleno juego y no lo sancionan.

La acusación más grave llegó desde su propia familia. En octubre de 2024, su media hermana, Nidia Fabiola Blanco, lo denunció ante la Fiscalía de Morelos por violación en grado de tentativa. Según su testimonio, en diciembre de 2023, él habría entrado por la fuerza a su cuarto en la residencia oficial, la habría tirado a la cama e intentado someterla. Blanco, según la acusación, estaba en estado de ebriedad.

La Fiscalía estatal, a cargo de Uriel Carmona, abrió una carpeta de investigación, y en febrero de este año pidió el desafuero del recién nombrado diputado federal, pero de nuevo el arbitraje favoreció a Blanco: de entrada, era intocable por el fuero.

El caso llegó a San Lázaro, donde debía decidirse si la justicia podía o no proceder para el desafuero, pero sucedió todo lo contrario y todo terminó convertido en un símbolo de apoyo, no para la víctima que acusaba a Blanco de violación sexual, sino para apoyar al diputado morenista, como si fuera un hombre indefenso, pues él mismo acusó una persecución política.

Las legisladoras de su partido (Morena) lo arroparon, lo protegieron y durante la sesión subieron a la tribuna, lo rodearon y corearon: “¡No estás solo!”.

La frase, usada por colectivos feministas para acompañar a víctimas de violencia de género, fue resignificada para proteger a un acusado de violencia sexual. Con los votos de Morena, PT y PVEM, el desafuero fue desechado: 291 votos a favor, 158 en contra y 12 abstenciones.

La justificación oficial fue que la carpeta de investigación estaba “mal integrada”. Blanco mantuvo su fuero; su media hermana declaró que se sentía con miedo y que la justicia la había dejado sola.

El 8 de marzo de 2003, en el estadio Luis Pirata Fuente, en Veracruz, David Faitelson hablaba a cuadro tras un partido entre los Tiburones y las Águilas del América, cuando un puñetazo lo sorprendió por la espalda: era Blanco, furioso por críticas previas. Todo quedó grabado.

Pero también ha tenido varias acusaciones de corrupción en sus distintas administraciones y tampoco tiene repercusiones.

Cuauhtémoc Blanco no es sólo un hombre protegido por el fuero, debido a que actualmente es diputado federal; es un personaje rodeado de fanáticos.

Cuando dejó la gubernatura de Morelos, en 2024, surgieron varias acusaciones de desfalcos, hechos incluso por su sucesora. Los señalamientos se dan tras varias auditorías realizadas a sus años de gestión frente a esa entidad. Se reportaron contratos irregulares, facturas sin comprobar, obras públicas pagadas y nunca hechas, y sospechas de desvíos por cientos de millones de pesos.

El también exgobernador de Morelos acumuló al menos cuatro denuncias penales y dos administrativas, pero no existe un solo proceso firme en su contra. Las carpetas de investigación siguen en la banca.

Lo cierto es que es muy triste, como sociedad, tener a un personaje que, por el simple hecho de ser una figura famosa del deporte, pueda ejercer violencia y corrupción y que no tenga que enfrentar consecuencia alguna.

Un agresor lo es, sea o no famoso, y tendría que enfrentar la ley.

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