QUEBRADERO

La redefinición

Javier Solórzano Zinser. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Javier Solórzano Zinser. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: Imagen: La Razón de México

El Gobierno oficializó que la explosión del coche-bomba en Coahuayana se debió a un enfrentamiento entre grupos delincuenciales.

El asunto acaba por ser un toma y daca de interpretaciones sobre la ley. Las autoridades han encontrado en esta reinterpretación elementos para hacer a un lado todo lo que tiene que ver con el terrorismo y sus efectos colaterales.

La interpretación que hace el Gobierno es muy distinta a la de diversos especialistas en estos temas, quienes aseguran que fue un acto de narcoterrorismo. Víctor Sánchez, secretario general de la Universidad Autónoma de Coahuila y destacado especialista en la materia, parte de que por la forma en que se dio el atentado, se presentan todas las características para definirlo como un acto narcoterrorista.

Lo que es claro es que el Gobierno por ningún motivo quiere meter en su diccionario la palabra terrorismo. La redefinición sirve para crear una narrativa distinta de la que se construyó originalmente por parte de la FGR. Le han echado ganas desde el domingo para tratar de construir una explicación distinta de la que originalmente se había dado. Son evidentes los enormes temores que les causó la definición original.

La redefinición no exime al Gobierno de responsabilidad. El enfrentamiento entre grupos delincuenciales es un hecho que rompe la vida ciudadana y además crea condiciones desfavorables para la gobernabilidad, por más que no se reconozca o se asomen por los terrenos de la minimización.

  • TERRORISMO o no, de nuevo enfrentamos circunstancias en las que la afectación directa está en la ciudadanía, sin importar si el municipio o la ciudad es pequeño o grande

No se trata de que los medios y las redes definidos como opositores y críticos del régimen hayan destacado la información según algunos morenistas, con el objetivo de restar importancia al acto que preparó la Presidenta con motivo de los siete años de la 4T en el poder.

El uso político de unos y otros es parte de la condición de la política. El problema más bien está en las responsabilidades del Estado en una sociedad que ha ido perdiendo territorio por el feroz avance de la delincuencia organizada.

Terrorismo o no, de nuevo enfrentamos circunstancias en las que la afectación directa está en la ciudadanía, sin importar si el municipio o la ciudad es pequeño o grande.

Pareciera que al redefinir quisiera evadir sus responsabilidades directas. Haya sido enfrentamiento o terrorismo, la responsabilidad del Estado es primera y la autoridad es quien debe ofrecerle a la ciudadanía condiciones favorables de vida.

La tendencia no es nueva. El gobernador de Sinaloa al responder una pregunta de la prensa hace algunos meses sobre cuándo terminaría la guerra en su estado, contestó de manera irónica o más bien cínica, según se quiera ver, que eso será cuando se dejen de pelear Los Chapitos y Los Mayitos. Dicho de otra manera, es cosa de ellos, como si no fuera responsabilidad primera y definitiva de la autoridad.

Cada vez se presentan más evidencias de que algunos gobernadores y gobernadoras son quienes andan metiendo en problemas graves a la presidenta. Michoacán lleva mucho tiempo con gobiernos morenistas, los cuales no han logrado revertir las condiciones de violencia bajo las cuales está la entidad.

En los últimos meses se presentaron una gran cantidad de asuntos violentos, de riesgo y repercusiones que han agudizado aún más la situación del estado, de la mano de la deteriorada gobernabilidad.

Les preocupa a algunos que se le haya dado más cobertura al atentado que a los 7 años. El asunto no va por ahí, cada cual tiene su razón de ser, pero soslayar un atentado que cuesta la vida de seis personas con un coche-bomba es un desafío, como decíamos ayer, entre los delincuentes y el Estado. La Presidenta hablaba en el Zócalo, mientras un coche-bomba explotaba en Michoacán.

RESQUICIOS.

Se está replanteando llevar a cabo de nuevo el servicio militar obligatorio. Quienes lo hicimos hace décadas nunca terminamos por encontrarle sentido, pero había que hacerlo. Es buen momento para diseñarlo de manera totalmente distinta.

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