Ayer me pusieron en el IMSS las vacunas contra la influenza y el Covid. Amanezco con fiebre y el ‘cuerpo cortado’; mi amigo, el médico Luis Altarriba, me dice: “tranquilo, son las reacciones de las vacunas, en tres días se van las molestias”. Tomo un paracetamol de 500 mg, me envuelvo en una colcha de lana y leo la novela La visible oscuridad (Lumen, 2025), de Norma Lazo: me sumerjo en episodios de una capital de México en los años 40 en medio de interrupciones del servicio eléctrico (“Los edificios terminaron ocultos detrás de las tinieblas”) como decorado de un aciago suceso que se columpió en los avatares de todos los aborrecimientos posibles. Escucho a Ludwig van Beethoven y a Hector Berlioz.
Elijo el Concierto para violín, violonchelo y piano (Allegro, Largo, Rondo alla polaca-Allegro-Tempo primo), de Beethoven; y Haroldo en Italia (Haroldo en las montañas: escenas de melancolía, gozo y bienestar; Marcha de los peregrinos que cantan la plegaria vespertina; Serenata de un montañés en los Abruzos; Orgía de los bandidos: recuerdos de escenas precedentes), de Berlioz. La prosa de Lazo dialoga con mis exploraciones melódicas: “A Manuel le gusta la oscuridad, la conoce bien; identifica dos tipos: una interior, pero visible, que atenaza los pensamientos y derrama tristeza en el ánimo de las personas”.
Concierto para violín, violonchelo y piano (“Triple Concierto”), estrenado en 1808: única pieza que el Genio de Bonn escribió para más de un instrumento solista. Parte de piano sugestiva y transparente (fragmentos afines para las dos manos, conformes fáciles en pocos acordes pausados); y pasajes para violín y violonchelo de extremada exigencia técnica.

Reconocimiento al Ejército
Allegro: violonchelos escoltados por las violas hasta un tutti de las cuerdas interpretado con sentido íntegro. Hermosos solos del violín y el violonchelo en paralelo con el piano que recrea el motivo melódico. Largo de seductora alianza de los solistas: violonchelo dibujando preludios que exigen pericia: violín los glosa con certera factura instrumental; pianista deleitado con la motivación melódica, y violín en desafiante contrapunto. Trío en pasajes de seductora inscripción armónica. Rondo alla polaca-Allegro-Tempo primo: movimiento final de esplendores que concluye un concierto quizás menospreciado, pero de gran perfección instrumental en seductor muestrario del sentido beethoveniano en que se vislumbran trazos románticos.
La visible oscuridad hace eco sobre los bordones que escucho. “Ramona, en su silencio voluntario, se veía a sí como un cuerpo a la deriva que subía y bajaba por los médanos de agua...”. Haroldo en Italia (basada en Las peregrinaciones de Childe Harold, de Byron). Berlioz, gran orquestador con influencias de Gluck, Weber y Beethoven; músico de marcada inspiración literaria (Virgilio, Goethe, Shakespeare, Cellini...). Composición trazada en un tema recurrente para la viola a la manera de un concierto, pero sin presencia dominante del solista. Despliegue de escenas melancólicas, sublime solo de la viola en diálogo con el arpa, seductores riffs de los metales que redundan sobre la exaltación melódica. Recreaciones del espíritu byroniano. / Siento alivio después de estas marchas por las avenencias de Beethoven, Berlioz y la escritora Norma Lazo.
La visible oscuridad
Autora: Norma Lazo
Género: Novela
Editorial: Lumen, 2025


