En estos primeros días la FGR no ha logrado alcanzar equilibrios. Ha enfrentado asuntos delicados de los cuales no ha salido bien librada.
La Presidenta confió en que con Ernestina Godoy habría una mejor comunicación con el Ejecutivo. Sin embargo, hasta ahora, hemos estado bajo versiones contradictorias en asuntos de primera importancia, uno de los casos más sonados fue el del coche-bomba en el cual tuvieron que cambiar la versión de terrorismo por un enfrentamiento entre integrantes de la delincuencia organizada por el territorio.
Otro de los asuntos confusos, y particularmente sensibles es el de María Amparo Casar. Se podrán dar muchas versiones sobre el porqué “revivieron” las acusaciones en su contra, pero lo cierto es que el tema terminó considerándose como un ataque directo a la destacada de investigadora. La Fiscalía ha frenado las versiones en el sentido de que es un ataque a los críticos del Gobierno asegurando que va a revisar a detalle el asunto.

Duarte queda preso
Quisiéramos pensar que el tema se va a cerrar, porque está cargado de contradicciones y no hay un indicio de una acción de mala fe, o algo parecido de María Amparo Casar.
Como fuere, quedó la impresión de que más que un caso judicial era una suerte de señalamiento que pudiera interpretarse como un mensaje a quienes son críticos del Gobierno. Si así fuera, es un total despropósito que evidenciaría, de manera lamentable, a un gobierno y a una Fiscalía que se asegura es autónoma, pero que estaría utilizando los instrumentos a su alcance contra la disidencia.
La Fiscalía tiene ante sí tareas verdaderamente importantes que en el corto plazo la van a poner a prueba. Habrá que ver hasta dónde llega con asuntos que tienen que ver con el oficialismo con el cual trabajó en los tiempos en que la Presidenta era Jefa de Gobierno de la CDMX.
Todo indica que su antecesor abrió el caso del huachicol fiscal, porque ya no había forma de taparlo. Los destacados trabajos de diversos periodistas son la base de lo que hemos ido conociendo. Se podrá decir que fue la propia Fiscalía la que abrió la puerta, pero es claro que fue el periodismo de investigación el que se encargó de dar a conocer la corrupción en diversas estructuras del Gobierno, la cual era soslayada precisamente por quienes encabezan dichas estructuras.
Pareciera que el tema está pasando a segundo plano. Los personajes mencionados se ven otra vez cercanos a la Presidenta, quien aparentemente no está haciendo acuse de recibo sobre la acción de políticos de alto nivel presuntamente involucrados. En la medida en que pasa el tiempo, el problema se va enquistando. No pareciera que el Gobierno le esté entrando a un problema que al final es de este gobierno y del anterior.
La Fiscalía ya está a prueba. Camina de la mano con un nuevo Poder Judicial que en muchos casos enfrenta problemas graves producto, en algunos casos, de la impericia de quienes lo encabezan, a lo que se suma que la curva de aprendizaje está siendo larga y compleja. Hay algunas de las integrantes de la Corte que ya llevan más de un año en su cargo y siguen aprendiendo.
No se ve por dónde los asuntos de mayor trascendencia en la Fiscalía no sean conocidos previamente en Palacio Nacional, quizá a eso se refería la Presidenta a la necesidad de una mayor comunicación entre Fiscalía y Ejecutivo.
La autonomía de la FGR es y será relativa. La cercanía de su titular con la Presidenta es de décadas y, sobre todo, de causas comunes.
La fiscal deberá crear su propia historia en función de su cargo más que de sus compromisos. Por ahora pareciera que la diferencia con su antecesor pasa por su cercanía con Palacio Nacional y su distancia con el protagonismo de quien sigue en espera de la embajada de un “país amigo”.
RESQUICIOS.
Se viene la semana de 40 horas. Se irán reduciendo las horas de trabajo en el 2027 hasta ajustarlas en 2030 a 40. El 1 de mayo la Presidenta firmará el acuerdo, será un regalito del Día del Trabajo.

