Caminos de prosperidad

Caminos de prosperidad
Por:
  • David Leon

Entre los problemas más importantes por los que atraviesa nuestro país se encuentran la falta de infraestructura adecuada en las comunidades pobres del sur de México, la marginación de nuestros pueblos de usos y costumbres, la ausencia de derrama económica y la injusta distribución de la riqueza.

El Gobierno de México se ha propuesto atender estos problemas de manera distinta, en comparación con la forma en que se venían atendiendo. Vayamos a un ejemplo puntual para explicar el antes y el después. En el pasado, ante la falta de un camino entre dos comunidades, seguramente se habría licitado una obra, adjudicándola a una gran empresa, posiblemente no local, que llevaría su maquinaria a la región a realizar las tareas; durante la construcción, las comunidades tendrían alguna derrama económica derivado de los servicios que pudieran brindar a los trabajadores y de la contratación de algunos pobladores (los menos) para participar de algunas tareas específicas. Recordando que el objeto social de cualquier empresa privada es la productividad y la generación de riqueza, el contratista habría intentado hacer la obra en el menor tiempo posible y abatiendo al máximo los costos para maximizar sus ganancias. Al fin de la obra, la comunidad tendría un camino, sin haber participado prácticamente en el proceso y pudiendo no estar de acuerdo en algunos detalles del mismo, habiendo obtenido algún tipo de beneficio económico. El constructor abandonaría el lugar, llevando consigo la utilidad de su contrato (legítima y legal).

Hoy, ante la misma necesidad, el Gobierno de México entrega los recursos a las comunidades. Bajo la supervisión de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, los pobladores se organizan para realizar la obra con maquinaria pequeña, materiales de la región y concreto hidráulico. Ellos revisan y acuerdan los detalles y participan de todas las fases de la construcción, empleando a miles de habitantes en diferentes tareas y generando derrama económica en distintos niveles en las comunidades. Al final de la obra, se tiene el camino construido y las utilidades que en el modelo anterior de contratación habrían migrado, hoy se quedan en el territorio.

El Programa de Pavimentación de Caminos incluye la asignación de recursos a municipios de usos y costumbres, incluye a 300 cabeceras municipales de Chiapas, Chihuahua, Durango, Guerrero y Oaxaca. Comunidades y poblaciones que por años habían sido excluidas de las prioridades del Gobierno federal. Durante este año serán construidos 685 kilómetros que traerán consigo conectividad, empleo y derrama económica con una inversión de más de 2 mil 230 millones de pesos.

Se pueden lograr los objetivos, multiplicando los beneficios y distribuyéndolos de manera justa y equitativa. En el ejemplo en cuestión, se cumple con la construcción del camino, pero, además, se toma en cuenta a las comunidades, se brinda empleo a los habitantes y se genera derrama económica en la región.

El Programa de Pavimentación de Caminos es un elemento que conforma a nuestra democracia participativa, y a su vez, una estrategia para construir la infraestructura de las comunidades más necesitadas del país y distribuir adecuadamente la riqueza.