Poesía erótica y amorosa, de Clara Janés

Poesía erótica y amorosa, de Clara Janés
Por:
  • carlos_olivares_baro

(Para Paola Dioli Pagano)

Una noche de insomnio llegó a mi vientre la voz de Clara Janés. Se quedó conmigo para siempre.  Me enamoré. Busqué todos sus libros y canté con ella todos los salmos, todos los villancicos, todos los madrigales, todas las canciones de amor que hay en el mundo. Todas, no me faltó ninguna. Cuando sospecho que una cadencia no está, abro los folios de cualquiera de sus cuadernos y la encuentro: nota a nota: acorde por acorde: signos que los latidos de mi corazón pronuncian. Clara Janés, su murmullo en el jilguero.

Poesía erótica y amorosa (Vaso Roto, 2010), de Clara Janés, me acompaña en estos días de febrero donde abundan las rosas simuladas y los presagios nunca designados. Abril, dice T. S. Eliot, es el mes más cruel; pero, se equivoca  el autor de La Tierra baldía: febrero se columpia entre el colofón del invierno y la anunciación de la primavera. Su venganza se despliega en los intervalos de la sospecha y la indolencia. / Me unto de Clara Janés por todo el cuerpo, me diseño una máscara y salgo al mundo a encontrar ese “rincón extraño y mudo / donde tu estremecimiento no pueda esparcirse” (Rilke).

¿Puede el hombre dibujar los pabellones del olvido? ¿Acaso podemos morir sin que nadie llore? “Nunca será mi cuerpo entre tus brazos / como la yerba tierna / bajo el rostro cansado. / Ni será el agua / que tan dulce apacigua del arroyo / el cauce sediento.” Caminamos sonámbulos y aturdidos, poco sabemos del rostro que acecha: cuerpo fragmentado por la luz y el cristal de la avidez. “El ocaso y mi cuerpo desmayado / sostenido por el hilo de tu presente ausencia / entre el sol y la luna del deseo / combate con el eros / devorador de aliento.”

Tres libros se reúnen en esta edición: Kampa (1986) —dedicado al poeta checo Vladimir Holan—, Eros (1981) y Creciente fértil (1989): triángulo en que se entrecruzan lo anímico, el goce y la exaltación que circundan el amor. “Quiero llegar desnuda / para que nada entorpezca nuestro encuentro. / Vacía de mí misma, / para acoger todo tu sufrimiento” (de Kampa). “Sabiamente el cristal habló en mis manos / cuando en ellas se quebró en dos mitades / derramando la miel: / separación y sacrificio indica” (de Eros). “A dentellada te poseo los hombros, / fértil bocado primigenio / aún envuelto en las auras del Tigris, / Tu cuerpo entero se parece a ese río / que otorga mil cosechas / mientras desnudo avanza / por los cauces limosos” (de Creciente fértil).

Vehemente amor: sediento, vibrante, receloso, impetuoso, ávido, insaciable. En estas planas los afanes y también la lluvia imperiosa de los ánimos golpeados. La espera, un dique de aguas murmuradas en el obscurecer de los silencios. Resurrección del lenguaje que arropa la agonía.  ¿Cómo enunciar el derrumbe cuando el otro desdeña el viento y el color de la llama perpetua? ¿Quién abrasa entonces los vestigios de la dolencia? “Sediento amor, / ansioso como la arena, insaciable de olas. / Asediante, acosante, asolador,  /en perpetuo asalto de lo concreto. / Avaro amor, avaro de todo pensamiento.” La voz de Clara Janés reposaba en el insomnio: era un espectro de raigones cristalinos: venía con trenzas adosadas a un muro de niebla: desde esa vez, la amo como sólo aman los huérfanos.

https://www.youtube.com/watch?v=g3uLzR_OJ_0

Poesía erótica y amorosa

Autora: Clara Janés

Género: Poesía

Editorial: Vaso Roto, 2010