Antonio Fernández Fernández

La relación jurídica Iglesia-Estado

ANTINOMIAS

Antonio Fernández*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Antonio Fernández
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Desde la llegada de los españoles a la Nueva España (hoy México), la Iglesia católica se hizo presente por medio de los misioneros, que ayudaron a los colonizadores a convencer y evangelizar a los indígenas para someterlos al gobierno implementado por los conquistadores, que a su vez representaban al reino de España.

Durante la Colonia, la religión católica fue la religión oficial, teniendo una gran influencia sobre el Estado, reflejándose en la estructura política y social de la época, donde la Iglesia jugaba el papel principal en la sociedad, teniendo el control del registro civil, de los panteones, de los asuntos de la familia, y de esta forma se fueron arraigando las tradiciones católicas en la sociedad mexicana, así como los valores éticos y morales de la Iglesia católica.

Con la independencia, en 1821 se inició un proceso gradual de separación de la Iglesia del Estado, por ello la Constitución de 1824 estableció la libertad de culto y limitó el poder político de la Iglesia; sin embargo, el conflicto mayor se produjo con la promulgación de la Constitución de 1857 y las llamadas leyes de reforma, que realizaron la separación de la Iglesia del Estado y establecieron el principio de laicidad, y le quitó a la Iglesia el control del registro civil y de los panteones, además de múltiples propiedades.

Con la promulgación de la Constitución de 1917, se consolidó la separación Iglesia-Estado, estableciendo como principio la laicidad del Estado mexicano, con lo cual bajo el gobierno de Plutarco Elías Calles, entre el año 1926 y 1929 se produjo lo que se llama la Cristiada, un conflicto armado producido por la prohibición de las prácticas religiosas en público, a lo que se opusieron las personas más religiosas, en las zonas de Jalisco, Guanajuato, Michoacán y Colima, dejando miles de muertos, habiéndose terminado con un acuerdo conocido como “De la Huerta-Sánchez”, que permitió que los católicos pudieran llevar su práctica religiosa.

En los años posteriores a la Cristiada, la Iglesia poco a poco fue retomando su poder, creciendo las instituciones de educación religiosa, con una constante presencia de los políticos en los actos religiosos, pero fue hasta el año de 1992, bajo el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, que el gobierno mexicano estableció relaciones diplomáticas con el Vaticano; ese mismo año se promulgó la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, que reglamentó la vida de las asociaciones religiosas en el derecho, otorgándoles derechos y obligaciones.

El establecimiento de las relaciones con la Santa Sede fue controversial en la vida política, la izquierda mexicana la criticó ferozmente, mientras que la derecha la festejaba, pero que al final normalizaron una realidad que se vive diariamente, como muestra tenemos la gran cantidad de escuelas religiosas, festividades como la Navidad y la Semana Santa que son grandes tradiciones católicas.

En estos días de campaña, causó sorpresa la visita de las candidatas Xóchilt Gálvez y Claudia Sheinbaum al Vaticano, para entrevistarse con el Papa, lo cual nos muestra lo importante que resulta para la mayoría de los mexicanos la Iglesia católica y que los candidatos se identifiquen con ella, y sobre todo que se muestren en sintonía con el Papa, quien gustoso las recibió para jugar el juego de la política nacional, es una muestra de que no importando la ideología del partido que sea, todos requieren del visto bueno de la Santa Sede, hay que esperar qué partido toma la Iglesia en nuestro país.