Arturo Vieyra

Desafíos al crecimiento

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La salida a la crisis económica derivada de la pandemia en México y el mundo ha sido muy dolorosa principalmente por las pérdidas humanas, también por el costo económico que ha implicado en términos de bienestar, pérdida de empleos y, con una visión de más largo plazo, por la posible pérdida del potencial de crecimiento económico que a la fecha se ve agravado por las difíciles condiciones que ha generado el actual conflicto bélico ruso-ucraniano.

Pocas veces en la historia económica de México las condiciones para lograr un crecimiento sólido han sido tan complicadas como ahora. El entorno internacional es complejo, las previsiones sobre crecimiento se ajustan continuamente a la baja. Como muestra baste señalar las recientes estimaciones del FMI que apuntan una reducción en un solo trimestre de casi un punto porcentual en su perspectiva para el avance de la economía mundial situándolas en 3.6% para este año y el siguiente. Para el caso de nuestro país, el ajuste a la baja es significativo proyectando un avance para este año de 2.0% desde 2.8% en su previsión de enero. En un movimiento similar los analistas de las principales instituciones financieras vienen ajustando continuamente a la baja su expectativa de crecimiento.

Este creciente pesimismo tiene fundamentos. En el caso de México, la expectativa de menor crecimiento de Estados Unidos, la lucha persistente del Banxico contra la inflación que implica un ciclo alcista de la tasa de interés mucho más agresivo y la vocación firme del gobierno de mantener las finanzas públicas sanas constituyen elementos muy poderosos que implican un freno al crecimiento.

Si bien estos argumentos que acrecientan el pesimismo no implican una situación crítica, por el contrario, se anticipa que el país va a crecer en este año y el siguiente, el avance se muestra raquítico, y más aún, los riesgos sobre el mismo no disminuyen. Habrá que profundizar las acciones en pro de los factores que impulsan el crecimiento.

Destaco algunos elementos que darán impulso a la economía. Por el lado del consumo, el mercado laboral formal muestra solidez, a pesar de la alta inflación, los salarios reales siguen creciendo, el empleo crece cerca de un millón de plazas respecto al año anterior, las remesas siguen avanzando a tasas de dos dígitos apoyando el consumo y el gobierno pretende elevar este año el gasto social en 24%. En paralelo, el desempeño exportador viene de menos a más y es posible que continúe esta tendencia si mejoran las condiciones del sector automotriz.

No obstante, por el lado negativo, persiste la crisis de confianza del sector empresarial que redunda en una menor inversión, la lucha contra la inflación tardará más de lo previsto en dar resultados, lo que implicará necesariamente en una merma en el poder de compra de los trabajadores, el crédito a las familias y a las empresas está estancado, y a pesar del impulso del gobierno en la inversión en megaobras, todavía luce insuficiente para promover mayor crecimiento.

A pesar de que el balance todavía genera una expectativa positiva para la economía mexicana, a la luz de las condiciones del entorno mundial, los riesgos son de consideración y pueden anular e incluso revertir los elementos que favorecen el crecimiento.