Arturo Vieyra

Empleo: matizando el optimismo

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra
Arturo Vieyra
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El empleo es una de las variables que, en paralelo con la producción nacional, más deterioro ha mostrado durante la crisis. Millones de trabajadores perdieron su empleo, o bien, tuvieron que permanecer inactivos, y en el mejor de los casos estar activos, pero con menores percepciones. El golpe sobre el mercado de trabajo ha sido funesto, escandaloso y de dimensiones no vistas anteriormente. En adición, a pesar de que la recuperación de la producción ha sido relativamente rápida, no así en el mercado de trabajo que, si bien ya perfila una recuperación no despreciable del empleo, todavía muestra un rezago y un deterioro todavía importantes.

Los datos son claros. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) correspondiente a febrero apunta a la recuperación con sus respectivas aristas. Por ejemplo, en el segundo mes del año y debido a la reapertura parcial de la actividad en varios sectores, se generaron un poco más de un millón de empleos respecto a los que había en enero (aproximadamente la mitad en el sector formal y la otra en el mercado informal), incluso, también respecto a enero, disminuyó la subocupación en casi medio millón de personas y más de un millón de trabajadores que estaban ausentes regresaron a sus puestos de trabajo, además de que los desempleados disminuyeron en casi 200 mil personas.

Además, cifras del IMSS de marzo dieron cuenta de un progresivo avance en el empleo. Aunque respecto al año anterior los niveles de registros en el instituto de salud todavía estuvieron 2.2% por debajo del nivel del mismo mes del año pasado, según cálculos propios con cifras desestacionalizadas, respecto a febrero se crearon cerca de 76 mil empleos afiliados a la seguridad social.

En consecuencia, existen elementos para forjar un optimismo moderado basado en las cifras recientes tanto de la ENOE como del IMSS. Empero, hay que matizar el optimismo, insisto, el impacto de la crisis ha sido devastador, al grado que, aun con los avances mostrados, la fuerza laboral en México todavía se encuentra disminuida, el empleo total está 2.2 millones de puestos de trabajo por debajo de los niveles de marzo del año pasado, los registros de empleo del IMSS señalan que se han perdido todavía hay 457.2 mil empleos menos que hace un año. La pérdida es considerable.

En adición hay que agregar que el daño en la calidad del empleo sigue siendo de magnitud importante. Los subocupados se han incrementado en 2.3 millones, todavía quedan 1.6 millones de personas que son ausentes temporales de sus puestos de trabajo y la informalidad cubre más de la mitad de la fuerza laboral.

Bajo estas circunstancias, sólo hay una forma de acelerar los logros obtenidos hasta ahora, radica en acelerar la inversión productiva, resolver enconos y terminar diatribas, lograr una máxima eficiencia del gasto público que logre atraer cada vez más inversión privada, fortalecer la capacitación y formalidad (la ley del outsourcing es un paso adelante en este sentido) de la fuerza de trabajo. Aquí están las prioridades, quien quiera participar en la vida pública debe ponerlas sobre la mesa. Los cambios que los mexicanos requerimos están en lograr empleo y la seguridad social para todos.