Arturo Vieyra

Mercado laboral: visiones parciales

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La evaluación sobre el desempeño de mercado laboral es más compleja de lo que sugieren algunas cifras con carácter parcial. Los resultados deben ser evaluados a la luz de las dos fuentes oficiales (registros administrativos del IMSS y la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, ENOE) que, si bien ambas apuntan la misma tendencia de recuperación del empleo, un análisis más detallado señala además de la reactivación, que existe un deterioro preocupante en la calidad del empleo y, por tanto, en los niveles de bienestar de la población.

Si tomamos únicamente en cuenta los resultados de crecimiento del empleo formal medido a través de la estadística del IMSS, los resultados son positivos. En agosto pasado se registró un crecimiento del empleo de 4.0%, que implicó una generación de 816 mil nuevas plazas de trabajo respecto al mismo mes del año anterior. Con cifras propias desestacionalizadas, el dato implicó una generación de 105.5 mil nuevos empleos respecto a julio pasado.

Incluso, en un contexto más amplio, además de que ya se superó la caída en el empleo derivada de la pandemia y la subsecuente crisis económica, durante la actual administración el empleo reportado por el IMSS se ha incrementado en 1.16 millones de trabajadores.

Resultados sin duda positivos. Empero, una evaluación del mercado laboral en lo que va del sexenio arroja resultados preocupantes en cuanto a la calidad del empleo. En este sentido, cuando hablamos del empleo registrado en la seguridad social sólo nos estamos refiriendo a un 35% de la fuerza laboral que, de acuerdo con la ENOE, actualmente suma 59.5 millones de personas. De este universo, actualmente hay dos millones de personas en el desempleo, alrededor de cinco millones que trabajan en los distintos órdenes de gobierno y faltaría por evaluar la situación de poco más de 33 millones de personas.

De acuerdo con los reportes de la ENOE, la mayor parte de este segmento de trabajadores no incluidos en los registros del IMSS está en la informalidad (actualmente la tasa de informalidad es del 55.7% del personal que trabaja). Si bien la proporción de informales prácticamente se ha mantenido durante la presente administración, el número de informales se ha incrementado sustancialmente, es decir, ahora hay un millón más de personas que en el 2018.

Asimismo, existen otros indicadores de la ENOE que dan cuenta de un deterioro en la calidad del empleo. Las tasas de subocupación (trabajadores que buscan un empleo adicional o no trabajan tiempo completo) y de condiciones críticas de ocupación (trabajadores que buscan otro empleo y/o que no ganan lo suficiente) no han logrado remontar los niveles de 2018. Estimaciones con la ENOE, hasta julio de este año indican que hay 9.4 millones de trabajadores más que en 2018 que trabajan en condiciones críticas y 1.3 millones más de subempleados. Ambas cifras (que no deben sumarse) implican un deterioro significativo de las condiciones laborales.

Sin duda, la pandemia y la crisis económica son las causantes de tal empeoramiento en la calidad de los empleos, que no pudo evitarse con la creciente ayuda social y con el impulso a la formalización del mercado de trabajo con la nueva ley del outsourcing. Falta todavía camino para recuperar lo perdido. Sin crecimiento y sin mayor inversión no será posible revertir las consecuencias de la crisis.