¿Qué pasa con la economía?

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Son diferentes y muchas veces complejas las interpretaciones sobre la situación de la economía mexicana.

Una correcta evaluación tiene que abarcar un entorno que abarque diferentes ángulos que van desde el ámbito de las principales variables macroeconómicas como el PIB, la inflación, las cuentas externas, el tipo de cambio, etc., hasta las condiciones económicas de consumidores y empresarios que reflejen un sentimiento de optimismo y/o pesimismo en su evaluación sobre las condiciones actuales y futuras de empresas, familias y país.

En este espacio hemos analizado desde estos distintos ángulos la situación económica del país, en cada uno de ellos se tienen evaluaciones que dan como resultado un balance positivo.

Es que, en efecto, y sin negar que a la fecha se asoma un proceso de desaceleración, durante los últimos meses diversos indicadores de la demanda, como las ventas comerciales, las reportadas por la ANTAD en autoservicios y establecimientos departamentales, y las ventas de automóviles apuntan fortaleza en el consumo.

Asimismo, la inversión productiva atraviesa por un gran momento con niveles récord que además de impulsar el crecimiento abren una perspectiva de crecimiento favorable. En el mismo sentido se registra crecimiento del empleo y salarios reales y una mayor formalización del mercado laboral. En cuanto al sector externo, la economía de Estados Unidos muestra una enorme fortaleza que apoya nuestras exportaciones manufactureras.

En el ámbito nominal de la economía, a pesar de que en marzo la inflación aún no llega a la meta deseada, su trayectoria, especialmente del componente subyacente, es francamente a la baja, a la par de que el Banxico mantiene una postura firme en su lucha contra la inflación y posiblemente veamos un descenso adicional en lo que resta de este año.

Otro indicador se refiere al tipo de cambio, cuya fortaleza ha sorprendido a propios y extraños. Si bien hay que tener bien claro que no es necesariamente un indicativo del buen o mal desempeño económico, la apreciación del peso frente al dólar refleja claramente varios puntos: (1) la ausencia de presiones en el sector externo, es decir, hay un exceso de oferta de dólares en el mercado cambiario; (2) hay confianza del mercado en la estabilidad macroeconómica de mediano plazo -ello a pesar de los desequilibrios fiscales estimados para este año-; y, (3) constituye un apoyo importante para el control de la inflación vía un abaratamiento de las importaciones.

Este desempeño de la economía en los últimos meses se ha traducido en un mayor optimismo de los productores y consumidores. De acuerdo con los indicadores elaborados por el Inegi, el repunte de la confianza de empresarios y consumidores ha sido espectacular en el último año. Desde finales del año pasado hasta marzo pasado se han mantenido en niveles altos las percepciones en torno a la situación actual y futura del país, tanto en familias como en empresas. En adición sigue creciendo la confianza de los consumidores en torno a la posibilidad de comprar bienes de consumo duradero.

Es innegable que, actualmente, el balance de la economía mexicana es positivo. No obstante, en lo que resta de este año, la desaceleración en puerta, el mayor desequilibrio fiscal y el impacto que tendrá sobre las finanzas públicas el próximo año y la incertidumbre financiera derivada del proceso electoral de EU son factores que abren una perspectiva menos optimista.