Arturo Vieyra

Riesgos de la astringencia monetaria prolongada

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En México, actualmente la postura de política monetaria instrumentada por el Banco de México se encuentra en una zona de franca astringencia. Si atendemos a la expectativa de inflación del consenso de analistas para los próximos 12 meses, la tasa real de interés ex-ante se ubica en 7%, nivel históricamente alto que ya causa estragos en empresas, Gobierno y consumidores.

Esta estrategia del Banxico de mantener la tasa real alta tiene como objetivo reducir la inflación anual hasta alcanzar su objetivo puntal de 3%, el cual, según las propias estimaciones del banco central, se logrará hasta finales del próximo año. La pregunta obligada es hasta cuándo la economía tendrá que ajustarse a esta política de restricción monetaria.

Recientemente la mayoría de los analistas financieros han modificado su perspectiva de una próxima baja en la tasa de interés hasta el primer trimestre del próximo año, cuando hace poco se pensaba que podría ser en este fin de año. El cambio en la expectativa puede resultar contraintuitivo frente a la continua baja de la inflación desde su punto más álgido en septiembre del año pasado, creciendo de 8.7% anual hasta 4.4% en la primera mitad de este mes, incluso, el componente subyacente de la inflación (que perfila de manera más clara la tendencia de la inflación) es también francamente descendente (desde 8.5% en agosto del año pasado hasta a 5.8%).

Sin embargo, es innegable que todavía existen factores internos y externos que reclaman prudencia por parte del Banxico y que podrían hacer pensar que todavía está lejano el inicio del ciclo de bajas en la tasa de interés. En primer lugar, debe reconocerse que una proporción importante de la baja en la inflación anual —la mitad aproximadamente— es resultado de la abrupta caída en el componente no subyacente del INPC, que en el periodo de referencia bajó de 10.0% a 0.6% anual. Es posible un repunte hacia adelante.

Un elemento adicional se refiere al impacto sobre la economía del programa económico 2024. Se propone una política fiscal expansiva a través de un mayor déficit, esto en el actual contexto donde se ha visto una fortaleza económica mayor a la prevista, puede ser un elemento que limite el potencial de la astringencia monetaria.

En lo externo, el reciente endurecimiento de la política monetaria —al menos en el discurso— de Estados Unidos, con amplias posibilidades de un incremento adicional, promovería un relajamiento de la postura monetaria relativa de México permitiendo mantener la tasa al Banxico.

Sin embargo, debe considerarse que una de las fuentes fundamentales de la inflación son los precios de alimentos procesados que también apuntan una tendencia a la baja, pero todavía su crecimiento es muy alto (7.7%), tratar de reducir esta dinámica por la vía monetaria podría resultar muy costoso dada la baja respuesta de estos productos al incremento en el precio, además de que su proceso de formación de precios responde en buena parte al fuerte poder de mercado de grandes empresas.

Por otro lado, un segmento que manifiesta un significativo crecimiento de precios son los servicios que, si bien por una parte responden a la dinámica del mercado interno, otra parte están correlacionados con la actividad exportadora, la cual ya está en franco retroceso, ello permitirá que sigan perdiendo dinamismo en el futuro.

Es general, una tarea complicada para el Banxico. Es claro que su mandato es el logro de la estabilidad de precios, pero debe tenerse muy claro el costo y la efectividad de las medidas a fin de no generar daños considerables a la economía.