Bibiana Belsasso

“Buscamos dimensionar con nombres y apellidos el tema del secuestro”

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El delito que más lastima a la sociedad es, sin duda, el secuestro. Es difícil imaginar lo que pasa en la cabeza de un secuestrador para realizar un acto tan deleznable. Platicamos con Saskia Niño de Rivera (SNDR) y Manuel López San Martín (MLSM), quienes nos presentan su nuevo libro El infierno tan temido, el secuestro en México. Es un testimonio de los secuestradores, pero también de las víctimas, quienes expresan los duros momentos que vivieron en su cautiverio y cómo lo han podido superar.

MLSM: No es lo mismo hablar de decenas, de cientos, de miles de feminicidios, de ataques, ponerle rostro, nombre y apellido, conocer a la familia, el contexto, digamos, aterrizarlo, humanizarlo. Lo que buscábamos era volver humano lo inhumano, escuchar los testimonios de las y los sobrevivientes para tratar de entender, de dimensionar y de transformar, y de los secuestradores. Hay quienes han criticado el que se les dé voz, pero si no entendemos los contextos, de dónde vienen, su psicología, incluso en el momento de ejecutar un secuestro, difícilmente vamos a cambiar una realidad.

P: Hay una deshumanización.

SNDR: Ésa es la consecuencia más grande de la violencia en este país, que se va escalando, y lo vemos también en los testimonios, ninguno se despierta un día y dice: “voy a ser secuestrador”, es: “empecé a robar, luego a desmantelar coches, terminé en el reclusorio, en el reclusorio conocí historias de estas personas y entonces nos juntamos e hicimos esto”; entonces, es la impunidad de cómo la normalización de la violencia llega a tal nivel que la gente es capaz de hacer las cosas que nos platican en este libro con esa banalidad, pero es esa deshumanización.

P: ¿Qué les dijeron las víctimas?

MLSM: Hay uno muy fuerte, el que mayor tiempo estuvo privado de la libertad: casi 300 días, Alberto, empresario poblano, que dice: “no hay nadie de la banda detenido, porque tampoco hay voluntad de las autoridades de ir tras ellos”, o quizá sí, pero no tienen las capacidades, el andamiaje para impartir justicia, de ponerse del lado de la víctima.

El secuestro está democratizado y cualquiera, en una sociedad como la nuestra, en donde no hay justicia, en donde hay impunidad, puede ser víctima de este delito

Manuel López San Martín, Periodista

P: Decían que quizá lo que más ha impactado en esta administración es que han desaparecido todas las Fiscalías Antisecuestro donde se tenían las voces de los secuestradores para reconocerlos.

SNDR: Se había hecho una gran labor, hay una generación de activistas, Isabel Miranda de Wallace, Alejandro Martí, María Elena Morera, que transformaron un tema dolorosísimo, y lo convirtieron en la Coordinación Nacional Anti-Secuestro (Conase), que se dividía en unidades especializadas, que hoy ya no existen, ya no tienen presupuesto, y son usadas para cosas completamente distintas. Había una base de datos que tenían contratada con un gobierno ruso y se le tiene que dar mantenimiento, se le tenía que dar la renovación, y ya no existe.

MLSM: No hay políticas de seguimiento, no hay en muchos terrenos, pero en el de seguridad no hay continuidad, el que llega reinventa. Ahora, es interesante porque vemos reducido el conteo de delitos a datos, pero ya ni siquiera las cifras son confiables, porque muchos delitos no se denuncian y tampoco se cuentan correctamente.

P: ¿Y la justicia?

SNDR: Tenemos una deuda pendiente. Hablando de cifras, de la cifra negra, hablando de la profesionalización de la investigación, a mí lo que más me dolió de este libro fue escuchar a las víctimas y que el común denominador de absolutamente todos es la ausencia de la justicia. No me puedo imaginar y me duele muchísimo saber que somos un país en el que un empresario, una estudiante de siete años, pueden pasar días, meses en cautiverio, y que salga y ver que a tu país no le importó.

Manuel López San Martín y Saskia Niño de Rivera.
Manuel López San Martín y Saskia Niño de Rivera.Foto: Especial

P: Antes tenías secuestros de alto impacto, ahora secuestran a cualquiera.

MLSM: El secuestro se ha democratizado, te secuestran unas horas, pueden ser meses, quizá un año o más, y te secuestran por millones de pesos o por cinco mil, seis mil pesos. El secuestro está democratizado y cualquiera, en una sociedad como la nuestra, en donde no hay justicia, en donde hay impunidad, puede ser víctima de este delito.

P: Hemos llegado al extremo de, si te va a tocar un secuestro, prefieres un profesional.

SNDR: Nosotros lo ponemos en la introducción, y dividimos el secuestro en cinco partes, y del que hablas es de mediano y largo plazo, que tiene que ver con una inyección de dinero que ya hizo la banda previo, que es la investigación que hacen a la persona a la que van a secuestrar, pero también tienes estos famosos secuestros transitorios, que son muy peligrosos, porque son novatos, normalmente jóvenes, que hacen un secuestro exprés y luego se dan cuenta que quizá hay algo más que pueden sacar, y entre los nervios, ahí en corto, se coordinan, y la realidad es que el secuestro ha pasado a eso, ya no es un tema enfocado a únicamente esta característica de personas, ya es a todo mundo.

SNDR: Hay una ausencia de Estado de derecho, y nuestro Sistema de Justicia Penal está completamente colapsado, y hasta que no se haga una reforma puntual, que vea para adentro del Sistema de Justicia, donde combata la impunidad y la corrupción, este país no va a poder cambiar a ningún lado en materia de seguridad, en ningún delito...

P: ¿Cuál es la historia de víctimas y victimarios que más les impresionó?

MLSM: Tenemos secuestradores en este libro de casos muy sonados, que la gente seguramente recordará: está uno de los partícipes, secuestrador y asesino del joven Fernando Martí; está uno de los señalados en el caso de Hugo Alberto Wallace, el hijo de Miranda de Wallace, integrantes de la banda del Mochaorejas, son testimonios muy duros, de bandas muy famosas, tristemente célebres y muy consolidadas. Más que elegir uno de los secuestradores, es importante escucharles por el grado de dureza y de frialdad con el que hablan, que retratan en dónde se perdieron en algún momento de toda humanidad, donde ya no hay empatía por la víctima, ya no hay ningún tipo de razonamiento que les haga detenerse al momento de ejecutar un secuestro, en donde pueden matar con sus propias manos y no pasa nada. Y de sobrevivientes, me quedaría con el caso de Alberto, el empresario poblano, por todo lo que implica, lo que narra y cómo lo describe; lo que vivió en el encierro, en una caja de dos por dos, porque ni siquiera una habitación o un cuarto, con una banda muy profesionalizada, que le sembraba terror psicológico, emocional, incluso daño físico, y todas las secuelas que conlleva un secuestro de estas características para él, para su familia, y cómo hay una deuda pendiente como sociedad, como gobiernos, como autoridad, para con quienes sobreviven un secuestro para hacerles justicia, para, de menos, y ese era parte del objetivo, reconocerles esa valentía.

SNDR: Yo para cerrar, les diría: todas las entrevistas para este libro nos llevaron por lo menos cinco, seis, hasta 12 horas cada una. A mí, César Freyre me tumbó en la cama 24 horas sin poderme despertar, después que lo entrevisté; me dio mucha tristeza la reflexión que tuve después de entrevistar a Daniel, el Mochaorejas; al final me dijo: “por lo menos soy alguien, por lo menos hoy no soy un cualquiera, soy el secuestrador más importante que tiene este país”, éso me hizo reflexionar sobre el México que tenemos. Y de los sobrevivientes pienso mucho en Lena, que logró meter a sus secuestradores a la cárcel, donde empezó su segundo infierno cuando tuvo que vivir el proceso jurídico de carearse, de lidiar con ministerios públicos, policías, con la revictimización constante, donde al final tiró la toalla, porque ya era insostenible seguir un proceso así de doloroso.