El desgaste del poder

BAJO SOSPECHA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En días pasados pudimos ver cómo durante la gira del Presidente López Obrador, su camioneta fue interceptada por miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Un grupo de maestros que le exigían diálogo, bloqueó su paso impidiendo que llegara a su conferencia matutina.

Voltean bandera

maestros de la CNTE, que en su momento apoyaron a AMLO, bloquearon en más de una ocasión el paso al Presidente en su gira por Chiapas, el pasado viernes.
maestros de la CNTE, que en su momento apoyaron a AMLO, bloquearon en más de una ocasión el paso al Presidente en su gira por Chiapas, el pasado viernes.Foto: Cuartoscuro

Eran integrantes de las secciones 7 y 40 de la CNTE, que tenían rodeada la camioneta negra, blindada, y que se quedó a unos pasos de la entrada principal de la Séptima Región Militar, en Boulevard Ángel Albino Corzo, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

Estamos casi a la mitad del sexenio. Estos grupos de choque, que en su momento apoyaron al Presidente López Obrador y a su movimiento, hoy tratan al Presidente como lo han hecho con los mandatarios en sexenios anteriores.

Los manifestantes de la CNTE continuaron bloqueando al Ejecutivo federal en su gira por Chiapas, otra vez en Frontera Comala, cuando se dirigía a la Zona Militar, y por tercera ocasión ocurrió cuando estaba en Tapachula, para inaugurar el Hospital General de Zona Nueva Frontera.

Finalmente, López Obrador cerró su gira del fin de semana en Chiapas con la frase: “¡Ni FRENAA ni la CNTE detienen al Presidente!”. Aseguró que con estos actos, los maestros disidentes de la CNTE lo que buscan es dejar mal al gobernador Rutilio Escandón.

El Presidente ya se está topando con una nueva realidad a la que no estaba acostumbrado.

Pero esa misma CNTE que hoy le cierra el paso, es la misma que en tiempos de campaña fue movilizada para exigir conteo de votos o la revocación de la reforma educativa, impulsada por la administración anterior. Y hoy quiere una “mesa resolutiva”, porque el diálogo, dice, está interrumpido.

En realidad, es una CNTE que siempre busca la manera de presionar a las autoridades para sacar raja económica y política para sus propios intereses. Una CNTE que trabajó con el movimiento de Morena, pero que hoy, gran parte se le ha volteado al Ejecutivo federal.

Una Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación cuyo objetivo no es que los niños aprendan y tengan mejores escuelas, sino sacar el máximo provecho del Estado y trabajar lo menos posible.

Recordemos cómo en julio del 2015, maestros en Tapachula y Tuxtla Gutiérrez que querían presentar su evaluación para la promoción docente, fueron agredidos por miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Los golpearon, pero, sobre todo, les cortaron el cabello a tijeretazos y fueron grabados. Estos videos fueron puestos en las redes sociales como “escarmiento”.

En torno a este hecho, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió un comunicado diciendo que los maestros “fueron rapados, vejados y sometidos al escarnio”.

La CNDH repudió las agresiones y exigió una investigación a fondo por parte de la autoridad correspondiente, y fincar las responsabilidades que de ello se desprendan.

La SEP y el SNTE también condenaron las agresiones que sufrieron los aspirantes de los procesos de evaluación en el estado de Chiapas. Los afectados fueron detenidos de forma ilegal el 4 de julio, cuando intentaban participar en sus evaluaciones.

No es la primera vez que estos señores de la CNTE lo hacen para imponer castigo a quienes no coinciden con sus prácticas. Hace unos años, en el libro que publiqué junto con Jorge Fernández Menéndez, La elite y la raza, platicábamos la historia de una maestra en la época del gobernador Leonel Godoy, en Michoacán, que estaba transmitiendo una entrevista radiofónica.

Miembros de la CNTE acudieron hasta allá, la sacaron de la estación, fue rapada, rociada con chapopote y le pusieron plumas. Así fue presentada al Palacio Municipal para ser la burla de estos señores. Los que hicieron este atropello tampoco recibieron alguna sanción seria.

Y son estos miembros de la CNTE los que se atreven a virtualmente encerrar al Presidente de la República, para presionarlo y amedrentarlo; lo han hecho con otros mandatarios.

El Presidente López Obrador está entrando a su tercer año de mandato y las cosas se empiezan a complicar: los adversarios que en realidad son, por ejemplo, estos señores de la CNTE, hoy lo encaran y lo enfrentan.

Éste no es el primer bloqueo que vive el Presidente López Obrador. El mes pasado, un grupo cerró el paso a la camioneta en la que se desplazaba hacia el municipio de Tamazula, Jalisco, donde inauguró un cuartel de la Guardia Nacional.

Otro bloqueo fue para exigirle justicia por un doble homicidio contra dos mujeres, cometido presuntamente por agentes estatales en Sinaloa, en enero de 2020.

Una más fue en agosto de 2020, en Sonora: el Presidente Andrés Manuel López Obrador fue recibido por decenas de manifestantes, entre ellos padres de niños con cáncer y de la etnia yaqui, que desde las 6 de la mañana mantuvieron un bloqueo total de la carretera federal México 15, a la altura de Vícam.

Pero los reclamos contra un mandatario se han dado en otros sexenios. Cuando Enrique Peña Nieto acudió como invitado a la entrega de la medalla Belisario Domínguez en el Senado, en 2016, Layda Sansores se le acercó con el pretexto de presentarle una iniciativa, pero en realidad lo increpó ante las cámaras para exigirle respuestas por los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa.

En mayo de 2017, durante una reunión con los 32 gobernadores para cerrar filas y evitar más asesinatos de periodistas, un grupo comenzó a gritar “justicia”, mientras Peña Nieto hablaba.

En 2013, una estudiante intentó reclamar la gestión de Peña Nieto en la cumbre de negocios en Guadalajara. Reprochó la falta de oportunidades a las nuevas generaciones y no se le permitió terminar su discurso.

El expresidente Felipe Calderón también tuvo situaciones similares. En octubre de 2008, durante el Premio Nacional de la Juventud, uno de los ganadores, Andrés Leonardo Gómez, reclamó al entonces presidente en Palacio Nacional. Al momento de recibir el galardón, el joven no estrechó la mano del mandatario y terminó en el juez cívico por faltar el respeto, aunque los cargos no prosperaron.

En febrero de 2010, en Ciudad Juárez, otra mujer le exigió en plena conferencia a Calderón, que se retractara de sus dichos, sobre que sus dos hijos eran pandilleros y por eso los habían matado.

En noviembre de 2012 tuvo otra interrupción cuando inauguraba un tramo carretero en San Luis Potosí: una mujer le pidió ayuda para encontrar a cuatro familiares que estaban desaparecidos en Tamaulipas.

La lista sería interminable.

Gobernar desgasta, y a ese desgaste se están enfrentando hoy nuestros gobernantes. Los grupos que apoyaron en campaña, como la CNTE, son los mismos que hoy van a agredirlo. Para la CNTE, además, sólo cuentan ellos mismos y sus intereses.