Bibiana Belsasso

Desinformación made in Rusia

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Una campaña masiva para desinformar se ha lanzado desde Rusia y está teniendo una penetración muy importante en América Latina.

Funcionarios del Departamento de Estado de Estados Unidos aseguran que descubrieron esta operación rusa encubierta para confundir a la gente desde su fase inicial. Hoy se ha extendido a muchos países y esta propaganda se ha publicado en medios para crear falsas narrativas.

Rusia busca el apoyo internacional tras la invasión que ha hecho a Ucrania. En América Latina han encontrado un buen sitio para poder fabricar noticias falsas con contenido que les funcione, porque en América Latina la mayoría de los países son democráticos y pueden crear una noticia para que se difunda en las redes y en los medios.

La intención de Rusia es manipular la información, para ellos es importante que la gente los perciba como las víctimas tras la invasión que hicieron en Ucrania. Saben que esta guerra durará tiempo y requieren aliados. Muchos gobiernos de América Latina tienen simpatía con los rusos, ahí está el ejemplo de Cuba, Nicaragua, Venezuela, la Argentina de los Kirchner’s, y otros países como México, que ha invitado a delegaciones rusas a participar, incluso en nuestro desfile militar.

Rusia hace estas campañas de desinformación para conseguir apoyo para su país. La gente que la recibe, muchas veces la publica sin dolo, sin saber que el emisor primario ha sido Rusia.

Estas campañas las hacen por medio de bots y se crean artículos con Inteligencia Artificial para hacerlos llegar a miles de personas.

Para que nos demos idea de la magnitud de esta campaña hecha a base de mentiras y como propaganda pro rusa, tan sólo Alexei Goreslavsky, quien trabajó para el Kremlin en el área de Internet, tenía un presupuesto de unos 32 millones de dólares tan sólo este año para las campañas que dejarán a Rusia como los afectados tras la invasión a Ucrania.

Otro funcionario norteamericano con quien hablamos, James P. Rubin, asegura que Rusia puede emitir la información que desee, el problema es que están engañando a la gente sin decir de dónde surge, el Kremlin tendría que hacerse responsable de esta información, pero lo que hacen es divulgar noticias falsas, sin citar la fuente que realmente es propaganda.

Es difícil muchas veces saber de dónde surge este tipo de información, porque además está muy bien hecha. El gobierno ruso trabaja para que influencers, periodistas y académicos retomen la comunicación que ellos emiten y decenas de personas serias e inteligentes han caído en malinformar por esta situación.

Hoy, Rusia busca apoyo para la guerra, un conflicto en el cual han sido muy criticados. Le cuestioné a otro funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos, si esta forma de operar del Kremlin, distribuyendo información falsa como propaganda, podría utilizarse en las futuras elecciones de países latino americanos.

El Kremlin busca aliados

Rescatistas sofocan el fuego de un edificio dañado por un ataque ruso, en Novogrodivka, Ucrania, el pasado 30 de noviembre.
Rescatistas sofocan el fuego de un edificio dañado por un ataque ruso, en Novogrodivka, Ucrania, el pasado 30 de noviembre.Foto: AP

Me contestó que no se sabe hasta qué punto Rusia pudiera interferir en las elecciones. Lo cierto es que hemos visto cómo opera el Kremlin en nuestro territorio y ya lo han hecho en elecciones, por ejemplo, de Estados Unidos cuando Trump obtuvo la victoria.

Pero también en muchos otros procesos electorales. Está comprobada la participación rusa en el referéndum sobre la separación de la Gran Bretaña de la comunidad europea, el llamado Brexit, en el proceso para intentar separar a Cataluña de España, en elecciones en Polonia y Ucrania, e incluso en los últimos comicios en Francia en favor del Frente Nacional de Marianne Le Pen.

El gobierno de Estados Unidos está verificando propaganda emitida para saber de dónde viene y si es confiable o son datos para engañar a la gente. El Kremlin hace todo lo posible para que voces expertas reproduzcan su información.

Con esa finalidad han entregado un sinfin de premios y reconocimientos a periodistas y comunicadores de diversos países. Moscú se dice socio cultural de países que ellos ven como aliados, incluyendo México. Uno de los medios preferidos, en ese sentido, es la agencia Russia Today.

Si Rusia busca implantar su mensaje porque busca aliados, ¿por qué no ayudaría con este mismo sistema a partidos políticos de distintos países para poder darle un vuelco a los resultados electorales?

Un ejemplo expuesto por funcionarios norteamericanos es un medio de comunicación llamado Pressenza. Según funcionarios del Departamento de Estado de EU, la agencia está vinculada con una operación informativa encubierta cuyo propósito es divulgar propaganda política rusa en Centroamérica y Sudamérica mediante artículos que en apariencia están producidos por agencias de medios locales, no por el gobierno ruso.

Otro caso se dio en Brasil, donde Rusia también tiene aliados. Una organización internacional, New Resistance, que habla de la defensa de las ambiciones imperiales de Rusia. Se dice que esta organización promueve la desinformación, organiza seminarios y cursos de capacitación e incluso ha apoyado actividades paramilitares del gobierno ruso y sus aliados.

Estas campañas de desinformación apenas comienzan. Rusia busca aliados y los candidatos que quieran ganar un puesto de elección popular, fácilmente podrían ser auxiliados por Rusia y su gente si sus agendas son convenientes a sus intereses. En el pasado han apoyado a grupos que se identifican de izquierda o de derecha, pero en todos los casos son grupos identificados como populistas. No es diferente de la política interna que lleva el gobierno ruso dentro de su país.

Lo más grave es que lamentablemente estas campañas suelen tener éxito, sobre todo en el ámbito de la desestabilización política de los países hacia los que son dirigidas. En esta época no hay nada más importante, en este ámbito, que verificar la información que se emite para que no se convierta, conscientemente o no, en un espacio de desinformación.