Bibiana Belsasso

Dos Bocas, Tren Maya, el espejo de la Línea 12

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso
Bibiana Belsasso
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La tragedia de la Línea 12, como dijimos ayer, fue una tragedia anunciada. Desde la misma construcción de esa Línea del Metro se acumularon problemas, denuncias, decisiones poco explicables, no hubo nunca un plan maestro para ejecutarla. Después de inaugurada debió cerrarse, primero por algunos días, luego por meses. Cuando se cerró en el 2014 se contabilizaron 11 mil irregularidades o desperfectos. También tuvo problemas después del sismo de 2017. Y este lunes se desplomó una de las ballenas provocando por lo menos 25 muertos y decenas de heridos. Fue un desastre anunciado, más temprano o más tarde iba a darse algún problema grave con esa obra.

Lo poco que se ha avanzado hasta ahora en los peritajes lo que indican es que en el proceso de construcción se tienen que haber violado varias normas: una de ellas es la utilización de acero (las varillas que se doblaron fueron las que provocaron el rompimiento de la ballena) que quizás no fue de la calidad que la obra exigía; de la mano con ello quizás hubo errores en el cálculo estructural (se llegó a publicar que ese cálculo lo realizó el ingeniero Riobóo; no es verdad, no, Riobóo no realiza cálculos estructurales para diseños basados en acero, como esa parte de la Línea 12, sólo en estructuras de concreto, como los segundos pisos o muchas otras obras, incluyendo líneas de Metro). Si es así, se perfila la responsabilidad de constructores y diseñadores de la obra. Pero eso ya lo veremos más adelante, con el avance de los peritajes.

Pero una de las enseñanzas que la administración López Obrador debe tomar de la accidentada vida de la Línea 12, es que no pueden repetirse esos errores en proyectos en construcción, sobre todo en el Tren Maya y más aún en la refinería de Dos Bocas. En el aeropuerto Felipe Ángeles la obra evoluciona muy bien y no parecen existir ni rezagos ni sobrecostos, tampoco existirán problemas estructurales. El problema allí está en las obras de conectividad, las vialidades que lleven al nuevo aeropuerto, porque muchas de ellas están rezagadas y, además, son varias y construidas por diversas empresas e instancias de Gobierno, en diferentes ramales que pueden tener problemas si comienzan a ser ejecutadas con prisas para ganar un tiempo que ya está perdido o para ahorrar (o robar) presupuestos. Debe haber atención prioritaria sobre esas obras.

En el Tren Maya, la obra que más ha supervisado personalmente el Presidente López Obrador, se construyen diferentes tramos, que se han concesionado a distintas empresas y dos de ellos al ejército mexicano. La ingeniería mexicana, la civil y la militar, son ampliamente reconocidas incluso a nivel internacional, pero si hubo problemas estructurales en la Línea del Metro siniestrada, la vigilancia sobre la construcción del Tren Maya debe redoblarse, sobre todo en los tramos otorgados a privados: es otro tipo de obra, con otros desafíos, pero las exigencias deben ser máximas. La obra más personal de un Presidente de la República puede ser cuestionada por su utilidad o su oportunidad, pero no por fallos estructurales. La Línea 12 fue la obra paradigmática de Marcelo Ebrard cuando fue Jefe de Gobierno; tenga o no responsabilidad en el siniestro del lunes, todo lo sucedido en ella afecta al actual canciller.

Errores que no se deben repetir

El Tren Maya, una de las obras de infraestructura que son estandarte de la actual administración, junto con la refinería en Tabasco y el Transístmico, deberán redoblar los estándares para garantizar la seguridad.
El Tren Maya, una de las obras de infraestructura que son estandarte de la actual administración, junto con la refinería en Tabasco y el Transístmico, deberán redoblar los estándares para garantizar la seguridad.Foto: Cuartoscuro

También el transístmico es una obra que entra dentro de esta lógica. Del corredor que unirá Salina Cruz con Coatzacoalcos se sabe menos respecto a sus avances (pese a que quizás, en términos económicos e incluso geopolíticos, podría ser, de todas, la más importante), pero las normas de seguridad y control deben ser estrictos, sobre todo si en lugar de realizar una obra completamente nueva se comete el error de recuperar tramos de las viejas líneas de tren.

La refinería de Dos Bocas es otra cosa y, lamentablemente, es la que pudiera llegar a tener más similitudes tiene con los problemas que sufrió de inicio la Línea 12. Ha habido todo tipo de cuestionamientos y algunos dudan incluso de que pueda estar terminada y en operación antes de que concluya el sexenio.

Ayer, a las cuatro de la tarde, comenzaron las tareas de peritaje en la Línea 12 del Metro, en la zona de la estación Olivos. Qué bueno que se esté realizando ese peritaje para saber realmente qué ocurrió la noche del lunes. Pero sin duda hubiera sido preferible que toda esa labor se diera antes de que se generara la tragedia, como una tarea de prevención. Eso es lo que debe estar en las mentes y en la voluntad política de las autoridades en todas las obras, grandes y pequeñas, pero sobre en las cuatro obras emblemáticas de este sexenio: el aeropuerto Felipe Ángeles, el Transístmico, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas. Puede y debe haber diferencias, incluso muy profundas, respecto a su utilidad, pero no las puede haber respecto a su seguridad.