Jefe de jefes

BAJO SOSPECHA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El Jefe de jefes, Miguel Ángel Félix Gallardo, exlíder del extinto Cártel de Guadalajara y uno de los hombres pioneros del narcotráfico en México ha reaparecido en medios de comunicación cuando su condena en Estados Unidos está por concluir.

Vulnerable tras 3 décadas de encierro

El fundador del cártel de Guadalajara durante una entrevista para Telemundo, el pasado 18 de agosto.
El fundador del cártel de Guadalajara durante una entrevista para Telemundo, el pasado 18 de agosto.Foto: Captura de video

Han pasado 32 años desde que este hombre caminó por primera vez por el pasillo de una cárcel de máxima seguridad rumbo a una celda.  A tres décadas de ser detenido, ese hombre fuerte y poderoso que hemos visto representado en muchas series y películas hoy  está en una silla de ruedas y con la vista y audición muy disminuidas.

Félix Gallardo tenía 43 años cuando fue detenido, durante cuatro años había logrado evadir la justicia tanto mexicana como estadounidense, acusado de ordenar los asesinatos del agente de la DEA, Enrique "Kiki" Camarena, y su piloto Alfredo Zavala, ocurridos en marzo de 1985.  Tenía contactos y compradas a muchas autoridades, y así recibió protección durante un tiempo, hasta que fue detenido y extraditado a Estados Unidos.

Hoy tiene 75 años, en una entrevista con Issa Osorio, niega haber participado en el narcotráfico, dice no ser un hombre de armas y que ha sido recluido injustamente. Asegura ser un cadáver viviente y que su familia está ya haciendo un hoyo para enterrarlo.

También dice que no busca o espera un beneficio, pero si el Presidente de México, en caso de ser extraditado, lo llega a contemplar para una liberación, el líder del extinto Cártel de Guadalajara no dudaría en aceptarlo por sus nietos.

En la entrevista calificó al Presidente Andrés Manuel López Obrador como “un hombre de buena voluntad que está combatiendo la desigualdad social”.

El pasado viernes 20 de agosto, el Presidente López Obrador hizo eco a los señalamientos de Félix Gallardo. Apuntó que él no se opondría a la liberación, siempre y cuando cumpla con los requisitos.

“En su caso, si se determina de revisar este asunto, que corresponde a la Fiscalía, de que no tiene ya ningún pendiente porque ya cumplió con estar en la cárcel durante algún tiempo, que, si ya tiene derecho a salir, yo no me opongo a eso”, apuntó en la conferencia matutina.

Félix Gallardo se imaginaba morir en la cárcel, su última sentencia fue en 2017 por el caso del asesinato de "Kiki" Camarena.

La realidad es que las autoridades estadounidenses no hablan de extraditar de vuelta a México a Félix Gallardo, sino que termine su condena en un una prisión de mediana seguridad.

Se habló de la posible liberación especulando que pudiera llegar a México y en el contexto de la  amnistía que  está relacionada con las declaraciones del mismo mandatario mexicano realizadas en julio pasado, cuando anunció la posibilidad de liberar a 12 mil presos de cárceles federales con no más de 10 años de detenidos, 75 años, 65 años y con enfermedades crónicas, presos que hayan comprobado que fueron torturados, además de que no cumplan sentencia por delitos graves.

Félix Gallardo lleva ya 32 años detenido de los 40 de condena que recibió.

Dos de sus correligionarios, quienes trabajaron en el narcotráfico al mismo tiempo que él, han logrado ya su libertad.

Rafael Caro Quintero, el Narco de narcos, quien salió por la puerta principal del penal de Puente Grande, Jalisco, en 2013. Las autoridades estadounidenses aseguran que regresó al narcotráfico y que actualmente es un operador muy importante para el trasiego de drogas. Es uno de los hombres más buscados por la DEA.

El otro detenido fue Ernesto Fonseca Carrillo, alias Don Neto, quien a sus 86 años fue trasladado en una ambulancia desde el penal de Puente Grande hasta el Aeropuerto Internacional de Guadalajara para cumplir arresto domiciliario, en su casa hasta 2025. Se debe a su avanzada edad y a estado de salud.

Estas capturas a finales de los años 80 desmantelaron la vieja estructura del narcotráfico en México, donde existía un cártel único, el de Guadalajara.

La historia de Félix Gallardo tiene relación con la política y seguridad. Nació en Culiacán, Sinaloa, el 8 de enero de 1946. Antes de dedicarse al narcotráfico, fue elemento de la Policía Judicial en el estado.

Inició su carrera delictiva al lado del traficante de heroína Eduardo "Lalo" Fernández, al mismo tiempo que era guardaespaldas del entonces gobernador de Sinaloa, Leopoldo Sánchez Celis, de 1963 a 1968, de quien incluso fue su padrino de boda.

Su vida pública giraba en los círculos de la clase media alta de Culiacán y a finales de los años 70, Félix Gallardo trasladó su residencia a la ciudad de Guadalajara, donde fundó el cártel junto con sus socios: Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca.

Tenía conexiones con mafias colombianas y amistades con políticos corruptos, que le permitieron comprar autoridades y escapar de varios operativos.

Se dice que Félix Gallardo reclutó a sus sucesores en el mundo de las drogas: Joaquín El Chapo Guzmán, Héctor El Güero Palma, fundadores del Cártel de Sinaloa para los años 90 y que antes trabajaron para él.

En su reciente entrevista para Telemundo, reiteró ser inocente. Todo lo niega, desde haber formado parte del narcotráfico, haber ordenado la tortura y asesinato de "Kiki" Camarena o que lo hubiera conocido siquiera. También desconoció a sus socios del cártel: Don Neto, Caro Quintero y Pablo Escobar.

Su versión sobre su captura difiere de los reportes de la DEA. Narró que estaba en una casa en Guadalajara, cuando, dice, tumbaron la puerta sin orden de aprehensión cuando estaba con su hija, le rompieron cuatro costillas.

Se apegó a la versión de que no era narcotraficante, sino un simple agricultor, mismas palabras que escuchamos decir a El Chapo en 2019, durante su juicio en Nueva York, y con quien compartió dos veces cárcel en el Altiplano y Puente Grande.

De lo que se tiene certeza es que la vida en el narcotráfico de glamour y dinero dura poco. Miguel Ángel Félix Gallardo, fue un icono en el mundo del narcotráfico.  Influyente, violento, poderoso, pero pasó casi la mitad de su vida en el reclusorio, perdió todo.

Pero también está el caso de Rafael Caro Quintero, quien logró salir de la cárcel y hoy nuevamente ha podido recuperar su espacio en el mundo del narcotráfico.