Carlos Olivares Baró

Charles Mingus, 100 años

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Olivares Baró
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El compositor y contrabajista Charles Mingus (Nogales, Arizona, 22 de abril, 1922 – Cuernavaca, México, 5 de enero, 1979) llegó a Cuernavaca con el contrabajo a cuesta, un baúl repleto de partituras de temas de Louis Armstrong y Duke Ellington, tres muñecos de Estambul y un mosquitero de algodón. Ya el mal de Gehring (Esclerosis Lateral Amiotrófica) no le permitía caminar muy bien. Escuchó la ruidosa melodía de la trompeta de un mariachi. Sonrió sobre el espinazo de la tarde. Charles Mingus sabía que Cuernavaca era un puerto perfecto para esperar la muerte.

Este año 2022 ha sido denominado en los círculos jazzísticos como el Año de Charles Mingus por el centenario de su nacimiento. Tengo sobre la mesa cuatro álbumes: Pithecantropus Erectus (Atlantic, 1956), Tijuana Moods (RCA, 1957), Blues & Roots (Atlantic, 1959), Mingus Ab Um (Columbia, 1959). Los vecinos están sumergidos en los fragores futboleros, las pulsaciones del contrabajo de Mingus no se advierten entre la algarabía de los televisores con mensajes de Qatar.

Los trémolos, rasgueos flamencos, sonoridad agresiva en slap y la rabiosa síncopa brotan del tocadiscos en una atmósfera de música de cámara de romántica prosodia. “Hay sólo dos compositores importantes en el mundo: Béla Bartók y Duke Ellington”, decía el contrabajista preferido de Charlie Parker. Dicen los musicólogos que su rol como compositor y director de orquesta fue cabalmente significativo: incursiona en los espacios del bop con presencia innovadora en todas las modalidades (“Las contribuciones de Mingus al bop pueden compararse con lo que hizo Ellington respecto al jazz de Nueva Orleans”: Joan Sardà).

La manera de establecer los vínculos orquestales con las consonancias del bop parten de un afanoso sentido de instaurar nuevos patrones prosódicos. Explora en las concordias del gospel y del blues y, asimismo, en resonancias clásicas para estructurar una sonoridad en codificaciones bop que hacen alegorías a la rebelión de la comunidad afroestadounidense. El contrabajista de Nogales introduce signos pioneros del free jazz en función de la ira y el clamor de reclamo de la comunidad negra. Slap provocador y vehemente: retumbo perspicaz de su posición en contra de la segregación racial.

Contrabajista enamorado de solos melódicos con una mano derecha que pulsaba las cuerdas con la técnica de un guitarrista. La influencia de Parker en las improvisaciones se aprecia en la ejecución de notas sucesivas de una frase (pericia utilizada después por el contrabajista de Bill Evans, Scott LaFaro). El vigor, quietud y rusticidad en los ataques hacen contrastes con la atmósfera de ternura que despliega después de la frenética arremetida. Estilo iracundo y, asimismo, sensible en correspondencia con gestos de su propia vida.

Pithecantropus Erectus, una de las grabaciones esenciales del jazz moderno concebida en coordenadas determinantes para el desarrollo de la improvisación colectiva libre en instrumentistas posteriores. Para este álbum, Mingus enseñó a los músicos a realizar armonizaciones de oído en lugar de poner los acordes y los arreglos por escrito en partituras. “Contrabajista rebelde enraizado en el terruño del blues” (Arnaud).

Pithecantropus Erectus
Pithecantropus Erectus
Pithecantropus Erectus
  • Artista: Charles Mingus
  • Género: Jazz
  • Disquera: Atlantic