Carlos Urdiales

Condenada obra pública

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Carlos Urdiales
Por:

Convertida en trampolín para la grande, la Jefatura de Gobierno de la capital nacional se escrituró a la izquierda desde 1997. PRD primero, Morena después. Nadie ajeno a ese grupo político ha mandado en la antigua Tenochtitlán. Cárdenas, Robles, López, Encinas, Ebrard, Mancera, Amieva y Sheinbaum.

Unos ganan, otros suplen cuando el jefe bota el cargo (por mandato popular, obviamente) para intentar mudarse a Palacio Nacional. Solo a la tercera, AMLO lo logró. Si la obra pública perenne de López Obrador fueron los segundos pisos de Periférico, como timbre distintivo su sucesor, Marcelo Ebrard, eligió hacer la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo Metro.

En 2007 se presentó en sociedad el ambicioso proyecto. Obra monumental que costaría 9 mil millones de pesos. Ya con algo de detalle fino se ajustó a 15 mil, terminó costando más de 23 mil millones con diez meses de retraso.

La mega obra pública, como toda mega obra pública, hubo de apurar lo necesario para que su mecenas pudiera inaugurarla con pompa y circunstancia antes de emprender nuevos derroteros.

El efecto social y electoral de la fotografía, la placa y la historia —ni hablar—, es más poderoso que el de balances en libros, silentes ascensos en rankings y discretas mediciones estadísticas. Obra que no se ve, no paga. Como sea, vale la pena recordar:

Cuando Andrés Manuel López Obrador dejó la jefatura de gobierno para ir por su primera postulación presidencial, amén de los segundos pisos (por los que lo criticaban, porque “beneficiaban a automovilistas particulares y no la movilidad del pueblo”), alcanzó a cortar el listón del (ese sí, popular sistema) Metrobus de la avenida Insurgentes.

Inauguró y se fue. Inmediatamente después, el asfalto de las estaciones del Metrobus fue removido para colocar en su lugar, concreto hidráulico. Efímero detalle subsanado con una temprana suspensión temporal del servicio para que finalmente, quedase terminado-terminado.

Volviendo a la Línea doblada (y rota). La administración de Miguel Ángel Mancera cerró durante más de medio año, 12 de las 20 estaciones apenas inauguradas porque el tramo elevado, donde se desplomó la trabe, acusaba estrés por incompatibilidad de los trenes rentados y las vías instaladas.

¿Cuándo y dónde comenzó a gestarse la tragedia del lunes 3 de mayo? Sólo los peritajes podrán determinarlo. Los sismos del 17, la falta de mantenimiento, de supervisión, fallas estructurales de origen, estimaciones alteradas por vibración de carros con ruedas férreas no neumáticas, el peso de los vagones…

Tantas variables obligan a independencia entre quien investiga y a quien se investiga. Aquí, como en todos los casos históricos, no hay crédito a la palabra, acá no basta con decirse recto. Tomará semanas, meses saber qué ocurrió y por qué.

Y entonces asignar responsabilidades penales, administrativas y políticas. Y consecuencias para los dos más claros proyectos sucesorios de la 4T. Prueba de fuego en medio de la politiquería electoral. De dentro y de afuera.